Más que una delicia culinaria, la hallaca representa un símbolo y quitarla de la mesa del venezolano, en estas fechas, prácticamente representa robarle la Navidad a ese hogar, que se abstenga de tan tradicional plato.
En Venezuela, los estrenos, los regalos e incluso hasta la fiesta pueden faltar; pero impensable resulta prescindir de la hallaca, y así sea una sola, comprada ya hecha, se debe consumir en la temporada.
Aunque los costos varían, dependiendo de los ingredientes que contengan, en el estado Táchira, los costos para elaborar una sola podrían estar en alrededor de los 15 mil bolívares; no obstante, si ella se hace con “todas las de la ley”, es decir con su relleno bien resuelto, de tres carnes, alcaparras, uvas pasas y aceitunas, se puede incrementar hasta los 40 mil bolívares.
Con los kilos de las carnes de res, pollo y cochino, en 80 mil bolívares por cada respectivo tipo;el paquete de harina Pan en 45 mil bolívares;el rollo de pabilo en 20 mil bolívares; el kilo de pimentón a 40 mil bolívares;de cebollín y cebolla blanca a 20 mil bolívares; las hojas en 20 mil bolívares el kilo, y las alcaparras, aceitunas y pasas por el orden por kilo de cada producto de los 190 mil bolívares -por no hablar del ají dulce, ajoporro, cominos, etc.-, hay que contar con cientos de miles para procurarse al menos dos docenas de hallacas, aunque por lo general no se estila preparar tan pocas. Otro inconveniente, además del encarecimiento de sus ingredientes, lo constituye la escasez de gas, y los cortes eléctricos, por lo que la única opción es cocinar a leña, si estamos hablando de grandes cantidades de hallacas.
En otras palabras, en un hogar donde apenas si se perciben dos salarios mínimos, elaborar 20 resulta impensable. No obstante, en aquellos donde los ingresos permiten este oneroso gasto, o donde muchos aportar para el mismo, ya no se pueden dar el lujo de otrora, cuando prácticamente se comía hallaca desde antes de Navidad, y donde había suficiente, para regalar “literamente” a todo el mundo, donde nadie de la familia se quedaba sin consumirla, y tampoco los vecinos se quedaban con las ganas, cuando no se realizaban provechosos intercambios de sazones y estilos.
Hallaca con razón social
Pero la hallaca ha trascendido los hogares para ubicarse en los emprendimientos de muchas empresarios que quieren seguir creyendo en la región, y que además a través de su producción, pueden cumplir con su responsabilidad social.
Durante alrededor de 15 años, María Isabel Rincón, a partir dela sabiduría de su abuela Clementina y la asesoría de la señora Carmen, para procurar no perder el sabor típico tachirense, más los conocimientos de la cocina gourmet, con una visión de producción a gran escala, ha perfeccionado una receta de la cual surge la “Hallaca Rincón Tachirense”.
Gracias a la calidad de ese producto, no solo se cuenta con una clientela ávida, que ha consolidado este producto, al igual que otros que ofrecen, como el plato navideño, que incluye su respectivo pernil y ensalada navideña, dentro del mercado local. Esa aceptación ha hecho posible que la perspectiva del negocio se ensanche, en pro de una distribución masiva del producto.
“Para nosotros –afirmó Rincón-, desde noviembre, hacer la mejor hallaca es nuestro objetivo principal, para que nadie se quede sin disfrutar de este plato navideño. Este año hicimos otra dinámica, que el que se la quisiera llevar lo hiciera debidamente empaquetada, entendiendo la situación de que ya no se pueden hacer en muchos hogares 50 hallacas. Nosotros nos fijamos en cada detalle, desdecomprar y recibir la mercancía,la medición de los ingredientes, macerar y cocer el guiso, etc. Nosotros trabajamos la pulpa negra, el cerdo y la pechuga de pollo, aunque atendemos pedidos especiales, donde se omiten algunos de estos ingredientes. Todo lo cocinamos a leña. Para nosotros, como familia, la hallaca representa la unión; para nosotros, como empresa, representa el dar amor, el hacerlo de la mejor manera posible, y que quien la reciba pueda recordar esa felicidad que proporciona la Navidad”.
Pero gracias al apoyo económico de una mujer tachirense,Carmen Molina,que en estos momentos reside en los Estados Unidos, se está cumpliendo una responsabilidad social de que en ningún ancianato sus residentes se queden sin probar una hallaca. Con las palabras “yo no estoy allá; pero quiero que los ancianos tengan la mejor Navidad”, desde este lunes se ha emprendido una jornada benéfica que se desarrollará hasta este domingo. Para María Isabel Rincón, ha sido una experiencia muy conmovedora, pues se ha encontrado con situaciones en que las personas de la tercera edad han tenido como único plato del día ese hallaca, acompañada de su ensalada y su pan, con la misma calidad que ofrece a su clientela, y sanas, de acuerdo a su condición de salud, cubriéndose una población de alrededor de 300 ancianos.
Por Freddy Omar Durán / lanacionweb.com