Bajo el actual gobierno de Caracas, el intercambio comercial y turístico entre Venezuela y Caracas ha caído a los niveles más bajos de los últimos años. Las exportaciones de Colombia a Venezuela descendieron 37% en el primer semestre de este años.
Unidad de Datos | El Heraldo
Los rostros de los colombianos que han pasado la frontera con Venezuela en los últimos 12 días son solo el resultado de una crisis bilateral de largo aliento. Detrás de los padecimientos de estas personas se teje una historia de tensiones diplomáticas que pone a perder a los dos países en materia económica.
EL HERALDO consultó lo que está sucediendo con expertos de los países, quienes analizaron cuáles son los principales efectos y qué se pierde con los altibajos en las relaciones.
El impacto más claro puede observarse en la balanza comercial, pues las exportaciones e importaciones de Colombia hacia y desde Venezuela han venido cayendo. El turismo y el empleo también pierden, por la falta de oportunidades y las tensiones sociales.
Alfredo López Núñez, doctor en Comportamiento Político y fundador del Centro de Pensamiento Primero Colombia, analiza que hay una gran pérdida en el intercambio comercial y un ejemplo de ello son los trabajadores colombianos. “Nosotros los colombo-venezolanos nos consideramos uno solo. El peso negativo es igual para todos, porque esto significa una frontera viva”, señala.
¿Qué pierde Colombia?
En 2008, antes de que el presidente Hugo Chávez rompiera relaciones con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, las ventas a ese país fueron de US$6.092 millones. En 2011, luego de la crisis, la cifra descendió a US$1.423 millones, esto significó una caída de 72%.
Para frenar esta situación los presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez firmaron un Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) en 2011, que entró en vigencia en octubre de 2012. Los indicadores comerciales mejoraron: las exportaciones crecieron a US$2.556 millones ese año.
Sin embargo, la administración de Nicolás Maduro volvió a generar perdidas a las empresas colombianas, pues las exportaciones cayeron en 2013 y 2014 (12% cada año). Y la situación no tiende a mejorar: entre enero y junio de 2015, las ventas externas han caído 37%, ante el mismo periodo de 2014, según cifras del Dane.
Uno de los sectores más afectados por esta crisis es el carbonero, porque por la frontera con Cúcuta salen unas 6.000 toneladas diarias del mineral que van al Lago de Maracaibo. Esto se traduce en que a Norte de Santander han dejado de entrar unos US$345.000 por día.
Adicionalmente, la minería emplea a unas 7.000 personas en ese Departamento, explicó Jaime Rodríguez, presidente ejecutivo de Asocarbón.
En otra región, Eternit Atlántico también ha sentido los efectos del cierre fronterizo. La empresa dedicada a la producción y venta de productos en fibrocemento, polietileno, tanques, pinturas para la industria de la construcción, solía exportar a Venezuela. Vanessa Viaña, coordinadora de exportaciones de Eternit, precisa que Venezuela demandaba 80% de sus ventas hace tres años, pero en lo que va de 2015 aún no les han vendido.
Esta inestabilidad llevó a que la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) les pidiera a los empresarios colombianos que vean a Venezuela como un mercado de ocasión y que diversifiquen sus mercados. Por eso Eternit ha mirado a otros países del Caribe. También los sectores textilero, cárnico y de lácteos han reorientados la búsqueda, afirma Javier Díaz, presidente de Analdex. “Veo el comercio de Venezuela de oportunidad, porque los márgenes siguen siendo altos. Pero también está el riesgo”.
Para Asdrúbal Oliveros, director de Econanalítica, consultora venezolana, “este es un problema más grande. Venezuela ha reducido sus importaciones de todos los países debido a la caída de los precios del petróleo por una caía de sus divisas”
Hay que decir que a Colombia no le conviene esta crisis y la caída de sus exportaciones, especialmente este año en el que se estima que la economía crecerá 2,8% y los precios internacionales de los commodities que exporta (petróleo, oro, carbón y ferroníquel, principalmente) aún no se recuperan.
Es por ello que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, reiteró esta semana que el país debe mantener la producción del millón de barriles diarios, pues los hidrocarburos han representado tradicionalmente más de 50% de las exportaciones. De igual forma, el Gobierno y el Emisor han permitido la fuerte devaluación del peso, para compensar la caída de los precios internacionales. Es decir que cualquier peso que el país deje de recibir desde otro mercado, es significativo para la economía.
El exministro de Comercio Exterior Carlos Ronderos subraya que Cúcuta sufrirá el mayor efecto de la situación actual. “Este puede ser un golpe severo a una población que estaba afectada por todos los males del país: guerrilla, desempleo, inseguridad, desplazamiento y los pocos pesos que recibían de una actividad de la frontera”.
La Cámara de Comercio de Cúcuta estima que si se proyectan las posibles pérdidas que se generan cada día por el cierre del intercambio comercial, las pérdidas alcanzarían unos US$3 millones, si la clausura es de 15 días. Guajira, a su vez, también vive los efectos. “Hay un impacto negativo y se ha disminuido el comercio de productos locales, debido a la informalidad de venezolanos que hacen un mercado y ahora están vendiendo puerta a puerta.
La mano de obra venezolana, mucho más económica, también está desplazando la de La Guajira. Son herreros y carpinteros. Médicos especialistas que vienen de Venezuela y alquilan consultorios y ofrecen sus servicios a menor costo”, dice Álvaro Romero Guerrero, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de la Guajira.
Para evitar que se profundice la situación, Ronderos propone que se elimine el IVA en Cúcuta como una medida de choque.
Durante la crisis de julio de 2010, cuando se rompieron las relaciones de los dos países, se utilizó la exención de los productos para no impactar el comercio en esa zona.
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De acuerdo con los registros del Dane, los principales productos vendidos a Venezuela son el gas (de petróleo y otros hidrocarburos), artículos de confitería, medicamentos y abonos minerales o químicos. Pero ya se cuestiona si estaría en vilo el envío de gas a esa Nación, como resultado de esta nueva crisis.
Por el momento, Eduardo Pizano, presidente de Naturgas, destaca que el contrato entre las petroleras Ecopetrol y PDVSA, sigue en pie. “Desde la Guajira se ha exportado gas y partir de enero de 2016, Venezuela lo hará hacía el país. La relación entre PDVSA y Ecopetrol es buena. Es uno de los frentes de relación que funciona bien. Ellos pagan el gas, así que no hay problema”, agregó Pizano.
¿Qué pierde Venezuela?
Cuando estalló la crisis en 2010, las importaciones de Colombia desde Venezuela tampoco se salvaron: en 2008, las compras ascendieron a US$1.007 millones, mientras que en 2011 solo llegaron a US$507 millones. La caída fue de 50%. A esto se suma que la deuda externa de Venezuela con las empresas en Colombia ascendía a más de US$1.000 millones en 2011, según cifras oficiales del gobierno vecino.
Sin embargo, Analdex precisa que la deuda que tenía ese país con el sector textil y de carnes y lácteos llegó a unos US$1.500 millones, pero se redondeó a US$1.000 millones. “Dijeron que no se iba a pagar, porque argumentaron operaciones ficticias y sobrefacturadas”, señaló Díaz. Esto repercutió en la caída de la confianza empresarial para hacer negocios con empresas venezolanas.
En el primer periodo de Juan Manuel Santos se restablecieron los diálogos para pagar las deudas a los exportadores colombianos e intentar levantar el comercio binacional. La firma del Acuerdo de Alcance Parcial también ayudó a la reducción de aranceles, así que hubo más compras de productos venezolanos que se entregaban a contrapago.
Sin embargo, el panorama ha vuelto a ser negativo desde que Maduro fue elegido presidente en abril de 2013. Las compras a ese país cayeron 20% ese año. Solo entre enero y junio de 2015, la caída fue de 49% frente al mismo periodo de 2014. Esta caída es significativa para un país que ha basado su economía en el petróleo, por dos razones: la primera, porque el precio del crudo ha bajado más de 60% en el último año, así que Venezuela necesita obtener ingresos desde otros frentes; y la segunda, porque su mercado local sufre de un desabastecimiento que Colombia cubría parcialmente.
Si se analiza la falta de confianza que las empresas tienen en la economía venezolana y que el país ya no cuenta con cupo para créditos internacionales, ¿quién atenderá el mercado que las compañías colombianas no cubrirán? “La dependencia es más fuerte de Venezuela hacia Colombia, que de Colombia a Venezuela. La balanza comercial es deficitaria para Venezuela.
El volumen de importaciones del vecino país es mucho menor de lo que nosotros importamos desde allá. Para nosotros, el nivel de vulnerabilidad externa es mucho mayor, que el que puede sufrir Colombia”, analizó Asdrúbal Oliveros.
El peso del turismo
De acuerdo con las cifras de Migración Colombia, en lo que va de 2015, a Colombia han ingresado 183.096 personas provenientes de Venezuela. 78% de ellos lo han hecho por motivos turísticos y viajes de placer.
El segundo motivo de desplazamientos han sido ingresos temporales, con un 8%, seguido de motivos labores, con un 6%. La proporción de viajeros venezolanos a nuestro país ha venido en aumento en los últimos cinco años: para el 2010 ingresaron 202.624 personas y para 2014 lo hicieron 291.539.
En contrapartida, han sido más los colombianos que han visitado el vecino país: 315.423 personas solo este año. 85% de estos han viajado por turismo y placer, porque la devaluación del bolívar les beneficia.
¿Cómo lo hacen? Para ingresar a Venezuela, un colombiano puede entrar en un juego de divisas para beneficiar el rendimiento de su dinero. Con un salario mínimo colombiano ($644.350) se pueden adquirir US$207. En el mercado negro venezolano se llegan a pagar 700 bolívares por dólar. Al hacer un cálculo rápido se obtienen 140.000 bolívares que equivalen a 20 salarios mínimos venezolanos.
Ese dinero puede rendirse en varios lujos. Los vuelos de la aerolínea Venezolana de Aviación con destino a Isla Margarita salen dos veces por semana desde el aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena. Las agencias ofrecen paquetes turísticos para dos personas por cinco días y cuatro noches en las playas venezolanas a $2,5 millones, incluyendo aéreos.
Pero también se puede optar por el viaje por carretera, que es menos costoso en pesos colombianos. Una carrera mínima de un taxi en Isla Margarita desde el centro hasta la playa cuesta unos 1.000 bolívares, las tres comidas, 2.000 y una noche de hotel dos estrellas, 5.000, precisa Maurizio González, agente turístico venezolano. “Esos costos muestran que para un colombiano puede resultar más rentable viajar a este destino”.
Según Nelsy Buelvas, colombiana que viajó en los últimos seis meses a Venezuela, el gasto máximo de su viaje fue de $400.000. “Viaje por carretera. Me di todos los lujos conociendo Isla Margarita. Me hospedé en un hotel cinco estrellas y tuve un servicio excelente”, argumentó.
La Cámara de Comercio de Cúcuta precisó que desde la capital del Norte de Santander se han reservado unos 6.200 paquetes turísticos para viajar hasta noviembre de 2015 a Isla Margarita. Sin embargo, las decisiones que ha tomado el presidente Nicolás Maduro han desestimulado a muchos colombianos que tenían planes de viajar hacia allá.
La Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), Fenalco y representantes de 60 agencias de viajes, se reunieron el pasado miércoles con la Cámara de Comercio, porque unas 2.083 personas pidieron que se les devuelva el dinero. Los viajeros temen por su seguridad y que los puedan tratar mal en Venezuela.
Anato señaló que enviarán una carta a la canciller María Ángela Holguín en la que pedirán al Gobierno de Venezuela que se garantice a estos turistas su ingreso y buen trato en ese país. Pero la reducción de los turistas colombianos interesados en ir a Venezuela tampoco es de ahora. En 2013, 623.221 nacionales visitaron ese país, mientras que en 2014 fueron 522.627, según Migración. La caída es de 16%.
Luis Carlos Montañez, gerente de la agencia LMS, precisa que hasta hace cinco meses un promedio de 2.400 pasajeros partían semanalmente desde un barco de Pulmantour Cruises, en Cartagena hacia la Guaira, Venezuela, donde después conectan con la Isla. Por la situación política de ese país, suspendieron hace tres meses, afirma Montañez.
Este panorama también ha afectado a las familias venezolanas que por años se han dedicado a sacarle provecho al turismo. Milton Soto Pérez tiene 10 años en el negocio de cambiar bolívares en Maicao y desde la terminal de transporte de la ciudad fronteriza cuenta que la tensión en la frontera se siente por el escaso movimiento de pasajeros.
Recuerda que hace tres años el cambio de cada peso estaba entre 15 y 30 bolívares, así que ganaba unos $100.000 cada día. “Era más fuerte y pasaba más gente. Hoy gano unos $50.000 por día. Está mala la moneda para trabajar. Además, no están entrando ni saliendo venezolanos ni colombianos”, explica.
Como Soto, son miles los colombianos y venezolanos que están sufriendo por las decisiones de Maduro, quien con sus medidas también ha hundido las relaciones económicas entre los dos países.
LP