Dudas en alcance de los comités pesa frente a la caída del consumo y aceleración de la escasez. Tres millones de kilos diarios de comida tienen que asegurarse para alimentar a la población.
Werner Gutiérrez, ingeniero agrónomo y profesor universitario de LUZ, analiza la naturaleza y desenlace de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción en medio de la “más alta inflación y agravamiento de la escasez”. Además del escenario de la caída del consumo, incapacidad del Gobierno para impulsar la producción de alimentos y la disminución de las importaciones, necesarias para calmar el “hambre” de los venezolanos.
Los CLAP se crean como sistema de distribución de productos bajo el control del Ejecutivo. La meta es constituir nueve mil comités con un tope de 400 casas a ser beneficiadas con la bolsa de comida casa por casa, lo que representa cerca de tres millones 600 mil hogares.
Gutiérrez explica, según censo del INE, que hay 30 millones de personas. Cerca de seis millones de hogares considerando que cada familia la integran cinco miembros. Tomando esas referencias y las declaradas por diputados oficialistas sobre el beneficio a un millón 950 viviendas, asegura que más de cuatro millones están sin beneficios es decir, 67 por ciento queda fuera de los CLAP.
La proyección hacia el Zulia se afina en 480 mil hogares por la activación de mil 200 CLAP, según datos de Luis Caldera, alcalde de Mara, y de los registros de la Gobernación del Zulia, que estiman avanzan en 50 por ciento esta semana, con ayuda de los consejos comunales, Unamujer, Frente Francisco de Miranda y las UBCH.
Gutiérrez cuestiona la posibilidad de cubrir el consumo en la región. La aproximación regional es de 600 mil hogares. Según INE, tres millones de personas, que necesitan diariamente un kilo de comida, estima el ingeniero. Tres mil toneladas diarias de alimentos que “no se ven en los puertos” arribando ni cultivadas y producidas en el campo e industria venezolana.
Difiere de señalamientos que apuntan a los CLAP como “mecanismo para mantener a la población sumisa” en la disponibilidad de productos. “No son para producir alimentos. Lo que hacen es empacar y distribuir”. Precisa que desde la concepción resalta la diferencia. “Hablan primero de abastecimiento y producción, cuando primero se produce y luego se distribuye”.
El exdecano destaca que “son las últimas estrategias (del Gobierno) para tratar de distribuir la poca comida, porque no hay suficiente. Lo dije hace un año con la hambruna que se avecinaba y que dentro de dos meses se agravará”. La aseveración se acentúa al detallar el comportamiento de la escasez, especulación e inflación de productos.
Materia prima
La falta de importación de materia prima para responder la demanda remarca la caída del consumo. Sin divisas no hay capacidad de compras en mercados internacionales. La inclinación se aceleró en 2013 y 2014. La población pasó de comer dos mil 350 kilo de calorías al año a mil 800, el primer semestre del año pasado. Ahora desciende “por debajo de mil 600” y va en picada, enredada en la variación de precios de productos que ronda tres por ciento, e inflación general en 600 por ciento.
Gutiérrez asoma que mayo tiene récords, impactando en las tres comidas de las familias. Se apoya con estimaciones de gremios para insistir en hambruna. De Fedenaga resalta que el consumo de carne pisa los nueve kilos per cápita. Antes trepaba a 25 kilos por persona al año. Descarta solucionar con la producción nacional en rubros agrícolas y es que ni herbicidas, fungicidas y semillas hay para los agricultores de cereales.
Fuente: Diario La Verdad