¿Chevron? por Werther Sandoval

Chevron-venezuela

Si en varias ocasiones Trump ha pospuesto la decisión de cortar las importaciones del petróleo venezolano, a pesar de pregonar desde los inicios de su campaña electoral que EEUU tiene crudo a borbotones, y arguir la sinrazón de que en la Patria de Bolívar no hay elecciones legítimas y justas; ahora, en las actuales condiciones políticas, es probable que la decisión de sacar a Chevron de Venezuela se le haya tornado más complicada.

La salida de Chevron está pautada para el próximo 27 de mayo, pero a la mesa de decisiones han concurrido presiones de los lobbies energéticos de las petroleras estadounidense y europeas, la caída de la popularidad del mandatario, fricciones entre personeros de la Casa Blanca sobre cómo tratar a Venezuela, variables que se han unido a la mejora de la imagen de la Patria Bolivariana tanto dentro como fuera de EEUU, propiciada por la paz del país, el trato humano a los venezolanos que regresan a su nación y la desmentida relación del Gobierno venezolano con el extinto Tren de Aragua.

Comencemos por señalar que las acciones y decires políticos de la Casa Blanca deslucen su gestión debido a sus propios vaivenes y contradicciones, sobre todo por el maltrato a los inmigrantes venezolanos, profusamente explotadas por medios de comunicación que le causan prurito a Trump como CNN, el New York Times e incluso el conservador y republicano Wall Street Jornal y El País, de España.

En este cuadro mediático político adverso figura la cacareada, manipulada y acomodaticia critica al Gobierno Bolivariano de no celebrar elecciones libres y justas, la cual se derrumba por la incoherencia y carencia de principios democráticos de la gran nación del Norte, toda vez que el presidente Trump visita Arabía Saudita y estrecha lazos armamentísticos y tecnológicos por más de 600.000 millones de dólares con una monarquía regida por el gobierno dictado por una familia real, que jamás ha realizado comicios de ningún tipo y mantiene prohibido los partidos políticos.

No suficiente con esto, acatando la máxima de que EEUU no tiene amigos sino intereses, acaba de levantar todas las sanciones al gobierno instaurado en Siria mediante un sanguinario Golpe de Estado dirigido por Ahmed al Sharaa, un terrorista, así calificado por la misma Casa Blanca, del grupo yihardista Al Qaeda, es decir, la organización que luchó contra la invasión estadounidense a Irak en 2003 y que según la misma Casa Blanca hizo explotar las torres gemelas de New York el 11 de septiembre de 2001, donde murieron más 4.000 estadounidenses. Acaban de prohibir el juego de Ajedrez.

Obviamente Trump maneja EEUU como una corporación: “Business is Business”, Negocio es Negocio, y sobre este sagrado principio hace valer el postulado marxista de que la economía es la que determina el ser político; y por ser un empresario más apegado al dinero que a la política hace brotar roces dentro de la Casa Blanca entre los llamados pragmáticos, que incluye al designado por Trump para negociar con Venezuela, Richard Grenell; y los lobbys de ultraderecha entre los cuales se encuentra el Secretario de Estado, Marcos Rubio, por solo nombrar uno de los conflictos que más medio ha trascendido a los medios.

Grenell ha expresado ideas que coinciden a plenitud con las del CEO de Chevron, orientadas a que Trump permita la continuidad operativa de la petrolera en Venezuela, y con ello hacerle frente, restarle campo de negocio a las energéticas chinas. Rubio, por el contrario, insiste en impedir que las petroleras gringas operen en Venezuela, una actitud que pareciera no convencer del todo a una mentalidad corporativa y crematística como la de Trump.

Al lobby aplicado por la energética estadounidense se han unido varias empresas europeas. El director general de la española Repsol, Josu Imaz, dijo estar en conversaciones con la Casa Blanca para mantener sus operaciones en Venezuela. El director ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, declaró que están en diálogo con el gobierno de Trump para permanecer en el país.

Las ganas de Chevron por quedarse en Venezuela se manifiesta en el incremento del de la producción petrolera operada de las cuatro empresas mixtas donde la estadounidense es socia minoritaria. El 13 de mayo pasado cifró 251.900 barriles, siendo el promedio logrado en 2025 de 243.600 diarios. Arrancó 2022 con 40.000 barriles diarios. Una cuantía significativa de ese crudo termina en 13 refinerías del Golfo de México, de las 132 activas en EEUU, diseñadas para refinar los petróleos tipo Merey16, Boscán y Hamaca producidos