Los mensajes de alerta sobre los peligros de invertir en criptodivisas parecen haber surtido efecto entre los inversores. El bitcoin, la moneda virtual más popular y extendida de las más de 1.400 que existen, protagonizó en 2017 un ascenso meteórico que elevó su valor desde un nivel inferior a los 1.000 dólares hasta máximos cercanos a los 20.000 billetes verdes. Ocurrió el pasado mes de diciembre y, desde entonces, la no-divisa ha perdido casi dos tercios de su valor, hasta los 6.879 que marcó ayer. Es decir, en sólo cuatro meses se ha dejado más de un 65%.
María Hernández/El Mundo
Los analistas de Bank of America han asegurado en los últimos días que se trata de «la mayor burbuja de la historia», mientras que los expertos de Barclays han comparado su rápida progresión con la propagación de una enfermedad infecciosa.
Pese a ello, cada vez más particulares y empresas muestran interés por saber al menos qué hay detrás de este tipo de productos y qué posibilidades ofrecen desde el punto de vista financiero. El diario Financial Times se hacía eco recientemente de cómo reconocidos bufetes de abogados a nivel mundial están analizando las posibilidades de sacar partido al boom de las criptomonedas ofreciendo servicios de asesoramiento sobre operaciones con divisas digitales (ICO, por sus siglas en inglés) o sobre inversiones relacionadas con ellas.
En España, los despachos jurídicos admiten que el número de consultas y peticiones sobre este tipo de productos han aumentado en los últimos meses, al calor de la fiebre en los mercados, aunque matizan que su volumen aún no es lo suficientemente grande como para equipararlo a otras áreas de su negocio.
«Las empresas quieren estar al tanto de lo que se está moviendo en el mercado, pero no tanto con una finalidad operativa en el corto plazo, sino con la idea de estar preparadas para hipotéticas oportunidades en el futuro«, apuntan desde una firma de consultoría especializada en el asesoramiento financiero.
Poca regulación
La actividad en España es moderada porque la postura de los reguladores nacionales y europeos es cauta, explican fuentes del sector. Sin embargo, la situación cambia en función de los países y de las posturas que hayan adoptado sus organismos supervisores. El ejemplo más claro es Suiza, donde el banco central mantiene una posición más laxa en comparación con otros estados.
«Ahora mismo este tipo de operaciones no tienen mucho recorrido, pero los actores están pendientes de lo que ocurre y de cómo se está moviendo el mercado por si en el futuro se abren las opciones», reconocen fuentes del sector jurídico financiero.
Desde el despacho Navas&Cusí explican que las consultas proceden principalmente de fondos de inversión, empresas de servicios financieros y compañías interesadas en obtener información sobre los medios de pago y, sobre todo, sobre la regulación que afecta a este tipo de productos. Sin llegar a ser muy voluminosos, conceden que los casos han aumentado en los últimos meses, aunque advierten de que su postura es muy clara respecto a los bitcoins y las criptodivisas en general. «Recomendamos siempre máxima prudencia. Es un mercado no regulado que conlleva un alto riesgo y no aconsejamos para nada invertir en este tipo de productos, mucho menos sin que exista una normativa clara» que lo module, asegura Juan Ignacio Navas, socio fundador de la firma y experto en Derecho bancario y financiero.
Prudencia y cautela
«Prudencia» y «cautela» son las palabras que más repiten los responsables de varios bufetes consultados por EL MUNDO. «Se trata de inversiones con un altísimo riesgo donde la elevada volatilidad y la ausencia de regulación genera mucha inseguridad», afirman desde el despacho de abogados Vaciero, especializado en asesoramiento legal y financiero. Apuntan también que es precisamente esa carencia regulatoria la que deja con muy poco margen de actuación a los profesionales en caso de incidentes del mercado o de reclamaciones de fraude.
«Los bancos centrales y los supervisores de los mercados deberían trabajar en una misma dirección y evitar regulaciones parciales, crear un marco de juego seguro para que el avance en el mercado sea legal», apuntan desde el mundo de la consultoría.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España, que también han advertido del «riesgo de fraude», trabajan en coordinación con los reguladores europeos para avanzar en unas normas comunes para la UE. A diferencia de lo que ocurre con las criptomonedas, las firmas jurídicas se muestran cada vez más activas en asuntos relacionados con el blockchain, las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, áreas que se perfilan como focos de actividad potencial en el medio y largo plazo.