Ante tanta incertidumbre, proyectan precios del petróleo 2023 y 2024

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En la encuesta sobre energía de la Reserva Federal de Dallas del cuarto trimestre de 2022, que fue la primera en la que se preguntó sobre los precios del barril del crudo marcador WTI para finales de 2023, la respuesta promedio que dieron los ejecutivos de 150 empresas petroleras y gasíferas, a finales de este año, fue de 83,63 dólares por barril.

La previsión más baja en esa encuesta fue de 65 dólares, mientras que la más alta fue de 160 dólares.

En la última edición de las Perspectivas Energéticas a Corto Plazo (STEO, por sus siglas en inglés), publicada el 2 de marzo, la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA, por sus siglas en inglés) pronosticó que el precio WTI al contado se situaría en un promedio de 77,10 dólares por barril en 2023 y de 71,57 dólares por barril en 2024.

Según el STEO de marzo, la EIA prevé que el precio al contado del WTI alcance un promedio de 78 dólares por barril en el segundo trimestre de este año; 77 dólares en el tercero y 75,35 dólares en el cuarto.

Cuando la encuesta desglosa por trimestres el 2024, los datos reflejan pronósticos de 74 dólares por barril en el primer trimestre; 72,34 dólares en el segundo; 70,69 dólares en el tercer cuarto del próximo ejercicio anual; y 69,36 dólares por barril en los últimos tres meses.

Más de 100 dólares en 2025

En un informe enviado para Rigzone el 4 de abril, los analistas de Standard Chartered predijeron que el WTI promediaría 88 dólares por barril en 2023, 95 dólares por barril en 2024 y 106 dólares por barril en 2025.

El informe mostraba que los analistas esperaban que el WTI alcanzara un valor promedio de 85 dólares por barril en el tercer trimestre de 2023 y 91 dólares por barril en el cuarto trimestre, según un análisis de World Energy Trade

En el mediano plazo, estos mismos expertos proyectaron cotizaciones de 89 dólares por barril en el primer trimestre de 2024; 91 dólares por barril en el segundo; y 95 dólares por barril en el tercer cuarto del año próximo.

Al cierre de esta nota, el precio del WTI se situaba en 80,85 dólares por barril. El 17 de marzo, el crudo marcador de Texas registró su cierre más bajo de 2023, hasta la fecha, en 66,74 dólares por barril, antes de subir a un cierre de más de 80 dólares por barril el 3 de abril.

El precio más alto del WTI en 2023 se registró el 26 de enero cuando alcanzó los 87,47 dólares por barril.

Incertidumbre

En general, los analistas coinciden en que predecir precios petroleros puede ser más incierto que apostar en un casino, porque se trata de un mercado volátil, muy sensibles a los cambios del entorno económico, porque la variable del consumo energético es inestable.

En la actualidad estas cotizaciones se prevén sobre la base de una economía internacional con altos niveles de inflación y bajo crecimiento; de hecho, el FMI sitúa el promedio de expansión económica en alrededor de 3% en el mundo, con fuertes desigualdades por regiones, una cifra que se considera baja.

Sin embargo, hay un factor determinante en el mercado que es la OPEP+, la alianza forjada entre los países que integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo, fundada en 1960, y un grupo de productores nucleados por Rusia que, en la actualidad, concentra más de 50% de la producción de crudo y alrededor de 80% de las reservas, a escala global.

Esta alianza tiene la capacidad de mantener los precios del crudo en alrededor de 80 dólares este año, a través de recortes, pero los mecanismos de negociación no son expeditos ni fáciles, porque los intereses de los miembros no siempre coinciden.

Y esto es especialmente cierto con una invasión militar de Ucrania, por parte de Rusia, que parece estar prolongándose más de lo previsto, especialmente por Moscú que, al parecer, no contaba con un respaldo tan contundente de los países de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) a una pequeña nación, históricamente sojuzgada por el estado ruso.

Hasta ahora, los mecanismos de control de oferta han funcionado, aunque no como Rusia ha querido, vistas las sanciones internacionales que pesan sobre el gobierno de Vladimir Putin. Por otra parte, la producción tradicional de la OPEP depende como nunca antes de las decisiones de las naciones del Golfo Pérsico, entre otras razones porque un actor otrora fundamental, como Venezuela, ha quedado reducido a un proveedor menor en el seno de la organización.

La industria petrolera, además, ha cobrado cierto vigor, porque las proyecciones sobre la concreción de una transición global hacia energías más limpias podrían ser demasiado optimistas, por lo que algunos analistas importantes del mercado consideran que la expectativa de vida del «oro negro» y sus derivados podría ser más larga de lo esperado.

Este factor incide en que las expectativas de precios, en términos promedio, no apunten a una baja estructural en el corto plazo.