Villarreal ha ganado al Real Madrid 2-1

El estadio de La Cerámica ha explotado de alegría un gran partido para el submarino amarillo 2-1 gana el Villarreal al Real Madrid. Un tremendo partidazo sólo empañado por esos dos penaltis dudosos. Un error de Mendy permitió al Villarreal adelantarse y el tremendo esfuerzo defensivo y físico del conjunto de Setién hizo el resto. Aguante, aguante y amenaza a la contra para una victoria espectacular.

Ganó el Villarreal, por momentos Submarino atómico, y perdió el Madrid, por momentos campeón atónito. El equipo de Ancelotti defendió de oído y lo pagó. No acabará líder la jornada. El Villarreal se puso en manos de Gerard Moreno y lo mereció. Y el arbitraje repartió injusticia. Soto Grado pitó un penalti por bando por dos manos blancas que acabaron en negras por esa tortura al reglamento que han acabado aplicando las sucesivas encícilicas, borrón sobre borrón. Ya nadie sabe nada.

Hay un Madrid de alerta máxima, para partidos de gran ceremonia, que pasa por Valverde como cuarto centrocampista. En Villarreal descubrimos que, además, tiene dosis de refuerzo: Militao, el mejor defensor del equipo, como lateral derecho si falta Carvajal. Fue el once blanco, sin un solo jugador español, una muestra de enorme respeto al Villarreal apenas tres horas después de conocerse que el pleito se alargará en la Copa. Setién, en cambio, no matizó su 4-3-3 más Álex Baena, una versión extendida del fútbol expansivo que predica, con una desembocadura de lujo: Chukwueze, Gerard Moreno y Yeremi Pino. Un ataque anchísimo.

El Villarreal salió bombeando entusiasmo y Rüdiger, con una empanada brutal. Tres errores en dos minutos cometió el alemán, derrumbado ante esa primera presión del Submarino, que salió a periscopio alzado. Álex Baena y Parejo no supieron aprovecharlo. Coquelin, de tacón, estuvo más cerca. El palo le privó del gol de la jornada.

Aquella monocromía inicial abrió paso luego a un duelo desatado, muy abierto. Lo propuso el Villarreal, que se lleva su línea defensiva al centro del campo, y lo aceptó el Madrid, que aplicó una presión altísima discontinua y que también rondó de salida el gol, en centro-chut de Vinicius salvado por Albiol. Lo mejor del lance, un un pase con el exterior y con caño de Modric al brasileño. El croata es una navaja suiza: interpreta todos los géneros, de la recuperación a la filigrana.

El milagro de Albiol

El partido era un festival, con viajes constantes a un área y otra, aunque más fatigoso para Courtois que para Reina. A Benzema se le fue alto un remate franco, Militao se durmió mientras encaraba a Reina, Courtois le ganó una mano casi perdida a Yeremi Pino, Álex Baena lo probó desde fuera dos veces… Casi todo lo que producía el Villarreal tenía el visto bueno de Gerard Moreno, uno de esos nueves que son casi un diez. El Benzema español. Y por detrás de él, Parejo explicaba bien que en el fútbol también cabe la pausa. Ese el mejor ‘slow motion’ de la Liga.

El Madrid defendía mal, con poca organización atrás y ninguna presión sobre los pasadores, lo que permitía al Submarino filtrar pases por tierra, mar y aire. Por momentos se lo llevó por delante aquel oleaje amarillo. Y tampoco tuvo buen ojo en las salidas. Albiol dejó en nada un uno contra dos frente a Benzema y Vinicius. El brasileño se daba de bruces con Foyth, que parece conocer toda su magia. Y al otro lado Valverde caminaba en tienieblas. Con todo, una dejada de Benzema puso a Vinicius ante Reina, que no se dejó vencer por el remate cruzado. Vista aquella verbena, resultó milagroso que al descanso el partido se fuera a cero. El marcador no hacía promoción de un excelente partido.

Manos arriba

Del descanso el Madrid volvió tan descuidado en defensa como se marchó. Esta vez fue Mendy quien metió la pata en un pase sin presión que acabó en Gerard Moreno, quien abrió a Yeremy Pino. El remate del canario lo desvió Courtois, pero Mendy, que retrocedía arrepentido, acabó empujando con el hombro el balón a la red. Una lluvia de fuego amigo.

El gol espabiló mucho al Madrid, que empató pronto en uno de esos penaltis de microscopio. Vinicius corrió a por un balón picado a media altura por Tchouameni, Foyth extendió el brazo para intentar obstaculizar al brasileño y sobre él cayó la pelota. Penalti de VAR y gol de Benzema. Y tres minutos después, la réplica. Alaba se escurre y el brazo con el que intenta incorporarse recibe el impacto de un disparo amarillo a un palmo del suelo. Penalti de Sotro Grado y gol de Gerard Moreno. Dos penas máximas contra la lógica. Penaltis que son pimientos de Padrón. Unos pican y otros no. Estos picaron a rabiar.

Tiró entonces Ancelotti del freno de emergencia. Lucas Vázquez por Mendy, para que corrieran los turnos de la zaga; Rodrygo por Tchoumeni buscando una de esas apariciones casi marianas del brasileño, y Camavinga por Modric, para conseguir por la fuerza lo que no pudo lograrse por maña.

Superado el barroquismo reglamentario, el Madrid se echó en manos de Vinicius, al que el Villarreal paró por detrás de la ley. En pleno asedio blanco, a Rodrygo se le fue un gol a puerta vacía en envío de Valverde. El Villarreal parecía exhausto, especialmente tras la lesión de Pedraza, que le dejó con diez, y el Madrid, con Rüdiger de nueve y Courtois para cabecear un córner, se quedó sin tiempo. Ahora deberá emplearlo en reflexionar por qué su defensa ha caído en picado.