La primera prueba de Venezuela antes de la eliminatoria terminó con una derrota 3-0 para la selección nacional contra Honduras, y muchas cosas para revisar
La que se suponía debía ser una gran celebración terminó en una tragedia. Venezuela sucumbió ayer en Cachamay, y fue vapuleada de forma incontestable. El 3-0 de Honduras le dejó un mensaje claro a Noel Sanvicente: Algo tiene que cambiar.
En la primera parte Venezuela trabajó con la idea de ser protagonista y hacerse sentir como dueño de casa. En varios pasajes del encuentro lo consiguió sin problemas, con presión alta de Tomás Rincón, Luis Manuel Seijas y el cuarteto ofensivo compuesto por Alejandro Guerra, Ronald Vargas, Salomón Rondón y Josef Martínez ahogando la salida del cuadro de Jorge Luis Pinto, que se guardó lo mejor de su repertorio para el complemento.
Aunque hubo juego fluido, y un buen funcionamiento del esquema durante la primera mitad; Martínez no gravitó y la falta de contundencia de Rondón evitaron que Venezuela abriera temprano la cuenta.
Mal día. El atacante caraqueño, acostumbrado a hacer goles de todos los calibres en Europa, vivió una jornada oscura ayer. Erró un penal a los 43 minutos del partido, que le cometieron a Josef en una buena triangulación con Vargas y Guerra. Faltó pegada, y el visitante lo iba a aprovechar más adelante.
Honduras era un rival plano, sólo llegaba con balones largos, pero Pinto, resabiado y mañoso, se había guardado lo mejor de su plantel para la segunda parte.
En el complemento, los de la H se hicieron fuertes por las bandas, demostraron haber entendido que en Cachamay es muy duro jugar en la tarde y dosificaron mejor sus fuerzas que los locales. Aprovecharon las salidas por las bandas de los laterales venezolanos, y produjeron con contundencia.
Además de la mejora en el juego del conjunto centroamericano, hubo factores en Venezuela que influenciaron el crecimiento del rival. La presencia de Juan Arango en la mitad de la cancha, como volante de marca, lejos de su zona natural, desestabilizó el frágil ecosistema que había creado Sanvicente, y que funcionaba, a pesar de que no tenía pegada.
El maracayero estuvo lejos de la zona en la que se siente cómodo, jugando como diez, más pegado al área, y como pareja de Rincón terminó perjudicando a la selección que no tuvo la misma capacidad de presionar arriba al rival que en la primera parte.
Llegaron los goles, un sablazo desde fuera del área de Erick Andino, y otro tanto de cabeza de Román Castillo aprovechando una escapada de un compañero por la banda derecha de Roberto Rosales, fueron dos mazazos de los que la selección no pudo levantarse.
El gol final de Emilio Izaguirre, de penal, fue una sentencia lapidaria y dolorosa. Un tubazo a la cabeza. Noel Sanvicente tiene mucho para corregir, y varias ideas que mejorar, no solo de cara al duelo del martes. Con la eliminatoria a la vuelta de la esquina el panorama es sombrío, y aunque se juegue bonito, sin goles ni contundencia, no se puede ser optimista.
En duda
El ensayo de ayer generó algunas dudas en el seno de la Federación Venezolana de Fútbol. Puerto Ordaz quedó cuestionada como sede para lo que resta de 2015, y no solo por la pobre asistencia de público al estadio.
La realización de los juegos deportivos del SENIAT en la localidad guayanesa para los primeros días de noviembre harán que el CTE Cachamay se encuentre ocupado para la fecha en la que jugará la selección contra Ecuador, por lo que es muy probable que el duelo de eliminatorias de la cuarta jornada se mueva a otra sede, de acuerdo con lo dicho por una fuente federativa.
PABLO A. GARCÍA ESCORIHUELA/El Nacional