Livia Gabriele murió después de tener relaciones sexuales con Dimas Cándido, exjugador del Corinthians de Brasilia, el 30 de enero de este año. En las últimas horas, la Justicia de San Pablo ordenó archivar la investigación policial sobre el caso ya que concluyeron en que no había pruebas de que el futbolista tuviera intención de dañar a la víctima.
Livia, de 19 años, llegó al departamento de Dimas, de la misma edad, el día de la tragedia. Según el relato del deportista, estaban teniendo relaciones cuando ella repentinamente sufrió un desmayo. Él inmediatamente pidió ayuda a emergencia y cooperó con el personal de salud desde el primer momento. La joven murió en el hospital después de sufrir cuatro paros cardíacos.
“No hay pruebas de una acción intencional directa por parte de Dimas. (…) Los elementos del caso no demuestran que Dimas, con su conducta, hubiera asumido el riesgo de la muerte de Lívia”, remarcó el fiscal Leonardo Dantas Costa y agregó que tras el repentino malestar de la joven, el deportista “pidió ayuda y, desde el inicio de la atención, colaboró con los socorristas, siguiendo concretamente las instrucciones” dadas por el médico.
“Por lo tanto, una vez concluidas las investigaciones, realizadas múltiples y extensas investigaciones y recopilados elementos perspicaces de información, no existe evidencia que permita concluir que hubo un crimen intencional contra la vida de Livia”, concluyó.
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