Sevilla FC salva un punto con un tanto de penalti ante un gran Valladolid, 1-1 en el Sánchez Pizjuan.El cansancio de ese esfuerzo inicial hizo mella en un Sevilla previsible que se vio superado por el orden impecable de un Valladolid que suma un punto importante por la permanencia. Cuarta igualada de los hombres de Lopetegui, quienes se atascan en el paso a paso.
No hay nada más peligroso que un rival, sobre el papel, parece que no se juega nada. Si eres un equipo que se juega la vida, al final esa energía de la obligación te hace superior. En cambio, si eres un conjunto como el Sevilla de Julen, que nunca se desmelena y siempre trata de ir erosionando a su adversario hasta doblegarlo por lento desgaste, cualquier equipo te pone en complicaciones.
Un Valladolid ordenado sólo tuvo que aprovechar un balón parado para marcharse al descanso con ventaja y anular a un Sevilla que empezó a comprender que la cuarta plaza no se puede mantener sin ganar nunca. Ya no.
El equipo de Sergio, con las líneas juntas y jugadores veloces en banda, complicó a los andaluces, cuyo repliegue defensivo se vio condicionado por un desconocido Fernando. Incluso a Diego Carlos se le veía cansado.
Los titulares en Nervión comienzan a enseñar la lengua. Un fallo de concentración entre Escudero y Fernando a la hora de intercambiar las marcas en una falta frontal al área terminó con el primer gol. Kiko Olivas remató solo dentro del área superando por alto a Vaclik. Lopetegui no se lo creía.
Ocampos había tenidos dos ocasiones claras, como siempre, sin tener que apretar, jugando a lo que quería Banega. Esa ausencia de gol sevillista, con el argentino como único estandarte ofensivo, no parece tener solución. De Jong ni está ni se le espera.
El entrenador sevillista movió el banquillo para que su equipo se asociase en espacios cortos. Jordán y Suso le dieron otro aire al Sevilla. Pese a ello, tampoco la fortuna se iba a poner de la mano local, con un gol anulado a Munir tras revisión del VAR en un fuera de juego por centímetros.
Lopetegui se sentaba en el banquillo con la cara desencajada. Era de esos días que ves que se te escapa una victoria tan necesaria como esperada. Sergio quitó a Ben Arfa por Alcaraz, para darle incluso más consistencia y algo de balón al cuadro blanquivioleta.
El gol anulado fue como el mazazo del gol de Kiko Olivas. El Sevilla se comenzó a dar cuenta de que era inevitable este borrón en la recta final por alcanzar la Champions. Una jugada aislada, con una mano de Javi Sánchez a cabezazo de Escudero, metió al Sevilla en el partido. Penalti. Ocampos, que no había hecho nada, lo anotó sin despeinarse.
Se lanzaron los locales a por la victoria como posesos, pero Rubén Alcaraz fue quien tuvo la ocasión más clara, con un mano a mano que sacó Vaclik. Una jornada clave que deja pasar y que verá cómo esa renta de un partido de distancia con el quinto se le puede evaporar. Ha regresado ese Sevilla al que sus aficionados le abroncaban.