Victoria trabajada y con remontada del Real Madrid en Huesca. Se adelantaron los de Pacheta con el golazo de Javi Galán y supieron sobreponerse los blancos, sin mucho juego pero sí con ganas y con dos acciones a balón parado que acabaron siendo definitivas. Héroe Varane para los blancos en El Alcoraz.
omo es costumbre frente a los equipos más modestos, el Real Madrid sufrió lo indecible en El Alcoraz por sus pecados habituales. Volvió a conceder mucho en su área, especialmente en los arranques de ambos tiempos, y perdonó una barbaridad en área contraria. Como no estaba Ramos, y no va a estar durante varias semanas, Varane se presentó voluntario para el papel de salvador y remontó con dos dianas de área chica. El Huesca pagó su blandura en el juego aéreo para permitir que Zidane confirmase su mensaje de la víspera. Quieren pelear el campeonato. Hasta donde lleguen.
Y es que el duelo se había calentado por la reacción del técnico el día antes. Vaya por delante que Zidane es el mejor entrenador para el Real Madrid, por encima de los resultados puntuales. El tipo que rescató al equipo dos veces para sumar primero tres Champions consecutivas y después una Liga no debería necesitar la reivindicación del viernes, salvo que esté hasta el gorro de según qué cosas. Bien sabe el francés que los periodistas no ponen ni quitan, aunque puedan crear estados de opinión. También sabe el entrenador que los números no se discuten, y los de su equipo hasta llegar al Alcoraz eran impropios de un candidato a todo. Es indiscutible. Y la salida al verde oscense siguió la tendencia más reciente.
En tres minutos, Rafa Mir recordó a Van Basten y Seoane a Evani, dos demonios capaces de poner en jaque al pausado equipo blanco. El centrocampista acogotó a Odriozola y buscó la sorpresa desde lejos. El delantero lanzó su corpachón en velocidad y forzó dos ocasiones nítidas, por ambas bandas, brindando desde la derecha un pase atrás a Okazaki que el nipón no conectó bien y rematando desde la izquierda al lateral de la red, buscando sorprender a Courtois.
De arranque tranquilo, el Madrid ató la bola y cerró la sangría, obligando al animoso Huesca a replegarse junto a sus cinco defensas. Una situación que tampoco favorece a un equipo tan escaso de gol como el blanco, pero es que no anda sobrado en casi nada. Tal vez en la medular cuando la jugada encuentra a Kroos o Modric, que siempre mejoran el paisaje. El mejor socio en punta fue Vinícius, que combatió la melancolía con atrevimiento. Tuvo un mano a mano que se le fue por poco y buscó el uno contra uno con insistencia. Tuvo otra Benzema que sacó bien Álvaro y poco más. Mucho dominio pero poca llegada.
Habría sido lógico aprender de un inicio tan pésimo como el del primer tiempo, pero en el segundo arrancó peor el Madrid, esta vez por el costado de Mendy. Se supònía que mejoraba sus prestanciones defensivas, pero desde allí partió el centro que Mikel Rico envió, exquisito, al larguero, y la contra que Okazaki cambió para Javi Galán, que fabricó un golazo. Control y zurdazo a la escuadra. Imponente. Y más solo que la una.
Tampoco estuvo atinado el lateral zurdo francés cuando las contras se conducían por la banda opuesta. En dos balones servidos por Galán ganó la posición Rafa Mir para rematar el partido. En uno remató arriba. En otro cabeceó como un martillo y Courtois respondió con una mano milagrosa.