Sufrió el Madrid como se esperaba para llevarse los tres puntos de Zorrilla y escaparse en el liderato. Se estrelló durante hora y cuarto con la firmeza pucelana hasta que apareció otro héroe inesperado. Nacho, con un espléndido cabezazo en el 78′, hizo bueno el plan. El Madrid se planta en el derbi con autoridad, seguro en defensa y capaz de aprovechar las ocasiones (escasas) que genera.
La ocasión de dar un golpe en la mesa de LaLiga mostró una nueva versión de Zidane, indescifrable. Presentó un equipo con poco área, con Isco en la punta del centro del campo y Rodrygo junto a Benzema. Además, ausentes los extremos (Carvajal, Vinícius y Marcelo), tampoco se abrían más opciones que la combinación en corto o el balón parado. Pudo salirle de lujo en la primera (y única) llegada clara del primer tiempo, el golpe franco de Kroos y el remate de Casemiro. El VAR tiró la línea, revisó músculos, tendones y huesos para determinar que el brasileño estaba en fuera de juego y mantuvo el 0-0.
El tanto tempranero, a los 12 minutos, llegó a continuación de una entrada temeraria de Joaquín. Con los dos pies por delante. Los madridistas pidieron la expulsión, pero De Burgos Bengoetxea, que transformó un penalti a Cristiano en cuatro partidos de sanción al portugués por un empujón en su espalda, consideró que no era ni violenta ni peligrosa. No tiene suerte el vasco, con un porcentaje de errores bastante alto. Hasta en los saques de banda, para desesperación del personal.
Es cierto que con algo más de profundidad y llegadas se obviaría la atención al árbitro. Fue mérito del Valladolid, firme y aplicado para presionar en cada pelota dividida. Míchel probó la seguridad de Courtois en un córner cerrado, buscando el gol olímpico, y se convirtió en el único disparo entre los tres palos del primer acto. De los dos equipos. Satisfactorio para los de Sergio, claramente insuficiente para que el líder abriera brecha.
El descanso refrescó las ideas del Madrid, que se instaló en campo pucelano. La fatiga aligeró la presión de los de Sergio y llegaron algunas opciones, como un remate de Rodrygo con la zurda que detuvo Masip y un disparo lejano y escorado de Casemiro. Más dominio, más posesión y nula pegada.
Tardaba en hacer los cambios Zidane, como es costumbre. Lucas llevaba un buen rato calentando y en las quinielas aparecía como candidato a la sustitución Nacho. Prefirió el técnico francés mantenerle y retiró a Isco para ganar peso en las bandas. Resultó una decisión clave, porque en un córner desde la derecha se mantuvo el improvisado lateral en el área, templó Kroos y conectó un cabezazo estupendo, cruzado, imposible para el portero. Nacho corrió a abrazarse con su técnico, como si el tanto fuera relevante para el título.
No se cerró allí el duelo. Apretó el Valladolid, encomiable, para buscar la igualada. Pudo lograrlo Sergi Guardiola, tras recibir un gran pase de Óscar Plano. Lo evitó Mendy con un cruce oportunísimo. Y en un córner de nuevo Guardiola rebañó un balón suelto para marcar. Estaba en fuera de juego. Acertaron el asistente y el colegiado, y lo confirmó el VAR, salvaguardando la clave del liderato blanco. Esa seguridad defensiva que le ha hecho crecer hasta sentirse casi invulnerable. El Madrid manda ahora en LaLiga.