Real Madrid no pudo en su visita a Vallecas y dejó dos puntos en LaLiga El Merengue lo ganaba por el gol de Joselu, con asistencia de Valverde, pero Camavinga metió la mano y R.D.T lo igualó de penal para Rayo Vallecano (Espino, Trejo y Falcao). Los de Ancelotti lideran con seis más que Girona, que tiene un partido menos.
El Rayo volvió a encontrar la fórmula para desactivar al líder, igual que en el Bernabéu. Supo sufrir durante media hora, equilibró con un penalti tras explotar la profundidad por banda izquierda, y acabó sacando de quicio al Real Madrid, que acabó con diez por expulsión de Carvajal y perderá también a Camavinga para recibir al Sevilla. Fiel reflejo de la incomodidad que vive en Vallecas, un año sí y otro también. Los locales festejaron el punto como se merece, bautizando el buen estreno de Íñigo Pérez como entrenador de La Franja.
Y mira que el partido comenzó favorable al líder. Una parte del buen rendimiento de este Real Madrid es la aportación decisiva de sus futbolistas menos utilizados. En Alemania fue Brahim quien se comportó como un titular indiscutible, y aunque el malagueño no brilló tanto, sí que activó el pase al espacio para Valverde que abrió el partido muy pronto. Venía de un error en la salida de Lunin que RdT no aprovechó, lento. Se anuló en primera instancia el tanto por un fuera de juego que no era. Lo anotó Joselu, que embocó las dos primeras que tuvo. La primera se la concedió el VAR. La segunda la anuló la asistente, esta vez muy acertada, al descubrir que el balón de Lucas había salido por línea de fondo.
Estaba jugando bien el Madrid, con jerarquía. En un campo tan incómodo y reducido como Vallecas, el alma del Rayo. Quiere su presidente construir uno moderno y funcional, que dice que se le ha quedado pequeño, y la franja se ha levantado. A las armas. Con pancartas, las de ‘Orgullo de Barrio’ o las de ‘No nos moverán’. Y tienen razón. Es un estadio que se comprime y asifixia a los rivales, especialmente los grandes, acostumbrados a ver más verde. Bastan un par de incursiones para que arda la grada. Así sucedió. Después de media hora de dominio del líder, las llegadas de Álvaro García por el carril zurdo prendieron la mecha. El segundo pase atrás encontró a Trejo, que remató de primeras y Camvinga interceptó con la mano extendida. Penalti, tras aviso del VAR. Tomó la pelota RdT, tras discutir levemente con Isi, y puso el empate.
Debe tener claro Martín Presa que en otro estadio, moderno y funcional, es difícil generar la atmósfera tras el empate. Se igualó el partido y desapareció gran parte del ataque madridista. Con actitud y agresividad, fueron imponiéndose a sus rivales. Especialmente a Vinicius que, como decía Luis, se calienta como la madre que lo parió. Le marcaron el gemelo en cada recepción de espaldas y perdió varios balones en salida. En una le recriminó Nacho que regresara a intentar recuperar la bola. Aunque fuera por vergüenza torera. Pero se rebrincó el brasileño, al que no le faltó ni discutir con sus compañeros. Quien no se desconectó fue Valverde, que recogió un rechace de córner en la frontal y estrelló la volea en el poste. El uruguayo se hinchó a corregir en la medular. Inmenso.
Protestó Vallecas por pitar el árbitro el descanso cuando salía el Rayo a la contra, aunque bien es cierto que había pasado el tiempo y los franjirrojos habían frenado el ataque. Tras la pausa, la intensidad de Álvaro García pudo premiarle porque se confió Tchouaméni. No es central, vale, pero se durmió como un benjamín. Eso sí, ese arranque fue mentiroso. El Madrid recuperó el control del duelo, taponando el costado derecho. Fue más solidario sin pelota, y eso le permitió minimizar las llegadas del Rayo. Se rompió Isi, y a continuación armó el Madrid la mejor jugada colectiva del segundo tiempo. De lado a lado hasta llegar a Brahim, pase filtrado a Joselu y el ariete, con Aridane encima, se las compuso para rematar seco abajo. Sacó bien Dimiitrievski abajo.
Los cambios no alteraron el pulso del partido. Iñigo Pérez relevó a todo el ataque, incluido un Álvaro García muy cansado, mientras Ancelotti acabó con todos los titulares que habían descansado. No hubo muchas opciones más allá de algunos errores defensivos, por culpa del cansancio. Entró Carvajal, que dio un plus de empuje. El árbitro consintió los contactos y lo pagó Camavinga, que recibió un empujon grosero en la espalda y vio la amarilla al protestar la falta no pitada. Es cierto que apenas salió a la contra el Rayo, pero produjo poco el Madrid, y lo más peligroso a balón parado. Como una falta botada por Kroos que sacó Dimitrievski junto al poste. Entró Arda Güler para buscar algún resquicio en el laberinto franjirrojo, pero el final empeoró para el Madrid al recibir Carvajal la segunda amarilla. Dos bajas y un empate que subrayan el paso atrás de un Madrid que tiene el campeonato controlado, aunque tendrá que mejorar y mucho para no dar vida extra a sus rivales.