Real Madrid ha ganado 1-0 al Valladolid en el estadio Alfredo Di Stéfano en la disputa de la jornada 4 de La Liga Española.
El Real Madrid regresó a la firmeza para conquistar su primer triunfo en el Alfredo di Stéfano. Ganó de las manos de Courtois, a nivel de campeón de Liga, y con el carácter de Vinícius. Entró de refresco y desbordó hasta anotar el gol del triunfo. Aprovechó uno de los escasos errores del Valladolid, de nuevo un rival de altura que rozó la sorpresa. Se estrelló con el portero belga hasta en tres ocasiones.
No empezó Vinícius porque a Zidane debió gustarle la fórmula de Sevila, repitiendo con Luka Jovic en el eje del ataque. La referencia de un ariete libera a Benzema, y si en Sevilla favoreció la actividad del francés, esta vez se vio más al serbio. Hay futbolistas que aterrizan con estrella, conectando de inmediato con el graderío. No es el caso de Jovic, que en un día entonado no da con la solución. Fabricó la primera ocasión con Marcelo, la que desembocó en un disparo de Valverde desde zona de rechace -excelente en segunda jugada- que tapó con mucho mérito Roberto. También estuvo el ariete donde debía para rematar una contra estupenda, desde la salida de Modric al servicio de Valverde. Remató Luka con la zurda y se le fue por milímetros. Cayó a bandas, acudió al apoyo y estrelló otro remate en el lateral de la red, habilitado por el otro Luka. Esta vez no fue por no intentarlo.
Queda claro con estas tres oportunidades que el Madrid llegó, pero sin agobiar. Entre otras cosas porque el Valladolid es equipo serio, que cierra muy bien líneas de pase y que, cuando tiene balón, lo gestiona con mucho criterio. Se desperezó el equipo de Sergio pasados los 20 minutos, fresco por las rotaciones. No llegó con mucha claridad más allá de un par de tiros lejanos (Orellana y Waldo), reflejo de los problemas de gol que tienen los pucelanos. Y quién no. A pesar de la llegada de Weissman. Pero, como el año anterior, tiene poso de equipo áspero, difícil de meter mano.
El ritmo decayó hasta el descanso, como asumiendo que era cuestión de desgastar al rival. El problema es que el Valladolid no pierde la compostura. Táctica y físicamente. De vuelta de vestuarios, Roberto metió otra mano milagrosa en el rincón de su portería para sacar un buen cabezazo de Jovic, y en el rechace Casemiro reventó contra el larguero. El Madrid dio un paso adelante y se descubrió. Para eso es importante contar con un portero de jerarquía. Tras una pérdida de Varane, Weissman se fue como un tiro hasta la frontal, cruzó buscando la base del poste y Courtois se estiró como Míster Fantástico. Tan importante como marcar el 1-0 es evitar el 0-1.
Zidane metió los cambios. Mano de santo. Conste que retiró al mejor hasta entonces de los blancos, Jovic, pero entró por él Vinícius y alborotó el gallinero. Hiperactivo, apretó a Bruno hasta buscarle la cartera, se fue a zona de remate y resolvió el error pucelano como quien jamás ha temblado ante la portería.
Panorámica del gol de Vinicius Jr.
La respuesta del Valladolid al 1-0 fue brillante. Raúl Carnero, involcrado en el lío del gol, se fue arriba como una centella y cuando la jugada pedía un centro atrás facturó un zurdazo rumbo a la escuadra. Si la primera a Weissman fue brillante, la segunda de Courtois fue espectacular. No fue la última, poniendo manos duras a un tiro lejano de Waldo. Sergio redobló efectivos en ataque, con Sergi Guardiola y Toni Villa. También se aprovechó de que el Madrid, con tres puntas, dejó muchos huecos en el centro del campo.
Pudo rematar la faena el Madrid. Modric estrelló un robo en el poste, acabando pletórico, y Benzema entregó una ventaja a la defensa pucelana, con Vini dispuesto a remachar. Salió en los últimos minutos el perfil del campeón, sólido en zona de cobertura. Sobre todo en la lluvia de centros final que devolvieron entre Ramos y Varane. El duelo se cerró con una escapada de Vinícius hasta plantarse solo en la frontal ante Roberto y entregar el remate a sus manos. Bien mirado, no merecía el Valladolid más castigo.