El número uno del mundo y el tenista con más Grand Slams de la historia dejan un espectáculo de época en Roland Garros que terminó tras más de cuatro horas de encuentro.
Hace tres semanas, el pie de Rafa Nadal apenas le daba opción a competir. El español lo explicó con claridad: no es una lesión puntual, es un dolor crónico que, en su peor momento, le impide rendir al nivel de élite que exige el circuito. Pero esto es Roland Garros y en París, pase lo que pase, Nadal siempre será el favorito. En frente esperaba Novak Djokovic, que asistía a su primer Grand Slam desde lo sucedido en Australia. El resultado fue un engañoso (6-2), (4-6), (6-2) y (7-6) que no refleja la extrema igualdad de los juegos. Alguno se marchó hasta los 20 minutos de batalla.
El número uno del mundo golpeó duro durante las más de cuatro horas y cuarto de espectáculo deportivo en la noche de París. Djokovic, el mejor de la pista Philippe Chatrier durante largos tramos del encuentro… Pero Nadal supo qué pasos tomar en cada momento: avasallar cuando fue superior, resistir cuando la tormenta de Djokovic le dominaba y enfriar el ritmo cuando tocaba. Una exhibición estelar propia de su experiencia y del conocimiento de su cuerpo y capacidades. «Ha sido un partido muy complicado, Novak es de los mejores de la historia y jugar contra él es un desafío, hoy ha sido otro. Para ganarle, solo puedes estar a tu mejor nivel desde el primer punto hasta el último, yo lo he estado de una manera inesperada», se sinceró Nadal tras el partido, sin prometer que vaya a regresar a París en próximas temporadas: «Sin duda, no hay ningún lugar como este para mí, es el más especial de mi carrera. ¿Vernos en el futuro? Nos vemos en dos días, es lo único que puedo decir ahora».
El mejor Nadal en años al inicio
Djokovic se llevó el servicio tras el sorteo inicial. El partido comenzó con un juego largo, repleto de peloteos. Más que una primera toma de contacto, parecía una batalla propia del ‘tie break’. Pelotas a la línea, derechas que corrían por la noche de París a toda velocidad, destellos de calidad para ambos tenistas… Un tenis de altísimo nivel. Remó y remó Nadal para poner un ‘break’ a las primeras de cambio. Casi sorprendido por el ritmo que le estaba metiendo el español, el número uno siguió con su plan inicial: castigar con su servicio y confiar en su revés (probablemente, el mejor del mundo). Pero no, Nadal no estaba dispuesto a que esto fuera un partido más.
Poco a poco, el juego de Rafa fue creciendo. Primero una dejada por aquí, luego una volea cambiando la dirección en el último momento, que si globos a la línea de fondo… ¡Hasta saques directos! El mejor Nadal en tiempo, en años, estaba de regreso en su casa, Roland Garros. Mientras el tenis del español subía, la desesperación de Djokovic le acompañaba.
El número 5 del ranking enfrentará en las semifinales al alemán Alexander Zverev (quien dejó en el camino a Carlos Alcaraz), instancia a la que Rafa llega por decimoquinta ocasión en Roland Garros, su torneo favorito y del que es el máximo ganador.
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