El manchego, que fue ovacionado en el Carlos Tartiere de Oviedo, pidió que la afición respete a su compañero en el Barcelona y en la selección
El reguero de silbidos a Piqué corre por la geografía española. Si antes fue en León, en el partido disputado antes del verano en el amistoso ante Costa Rica, anoche, en el Carlos Tartiere, de nuevo el central del Barcelona volvió a escucharlos. Parece que el ruido le acompañará allí donde vaya con la selección.
Durante el calentamiento, fueron pocos los aficionados que le abuchearon. Incluso escuchó más aplausos. Luego, los que le silbaban fueron en aumento hasta quedar dividido el estadio. El fenómeno fue curioso porque por esa secuencia que fue de menos a más. España ya tenía el partido ganado y cada pelota que tocaba Piqué era correspondida con pitos. Eso sí, en una jugada en el área de Casillas en la que sacó la pelota driblando a un par de eslovacos la ovación fue generalizada. Pero de nuevo, en un balón sin complicaciones, un simple pase, los pitos afloraron. También hubo algún murmullo con Diego Costa.
A unos metros por detrás de Piqué, Casillas vivía una situación distinta. El capitán, que cumplía su partido 100 con el brazalete de la selección, fue ovacionado y coreado durante el partido y al final del mismo. Otro que se llevó el reconocimiento de la hinchada fue Iniesta. “Eso está bien”, dijo; “Pero”, añadió; “me gustaría que se acabaran los pitos a Piqué porque no benefician, todos tenemos que ir en la misma dirección”.
“Lo importante es cómo lo lleve cada uno y él lo lleva bien”, apostilló Cesc Fábregas. Casillas, estuvo un poco difuso cuando fue preguntado. “Tenemos que hablar entre todos, los actores secundarios, el público…”.