Octavos de Final de la UEFA Champions League partidos de ida nos deja goleada del Arsenal a domicilio 1-7 al PSV, triunfo del Real Madrid 2-1 ante el Atlético de MAdris en el Bernabéu. Empate 1-1 entre el Dortmund y el Lille y triunfo de visitante del Aston Villa 1-3 ante el Club Brujas.
Así termina la primera noche de la ida de octavos de final.
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El Aston Villa gana en Brujas con dos goles en los instantes finales del duelo.
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Goleada del Arsenal
Un repaso de época. El Arsenal se paseó por Eindhoven y sentenció la eliminatoria ya en la ida con un histórico ¡1-7! en el Phillips Stadion. El partido no tuvo color y los de Mikel Arteta dejaron un recital futbolístico para arreglar su ‘mini-crisis’ en Premier. Un tanto de Mikel Merino y doblete de Odegaard para liderar desde el mediocampo ‘Gunner’… y esperar a Real Madrid o Atlético en cuartos.
Todas las dudas que pudiera tener el Arsenal en su llegada a Eindhoven (dos partidos consecutivos de Premier sin ganar), las despejó en un partido excelente. Control de juego, ocasiones y una superioridad evidente sobre un PSV que alargó su crisis en Eredivisie y Copa… a la Champions.
De primeras, un posible penalti sobre Odegaard y, poco después, un gol anulado a Declan Rice por fuera de juego. El PSV tuvo un atisbo de reacción con Perisic y Saibari pero los neerlandeses se toparon con el larguero. También iba a tener un poco de suerte el Arsenal en su visita a los Países Bajos.
Y entonces empezaron a caer los goles: Timber (ex Ajax) y Nwaneri pusieron el 0-2 en cuestión de instantes. El joven extremo, con 17 años y 346 días, se colocaba como el tercer jugador más joven en anotar en una eliminatoria de Champions tras Bojan y Bellingham.
Con el 0-2, sin embargo, todo pudo haber cambiado si Gil Manzano hubiera sacado una merecida segunda amarilla al también jovencísimo Lewis-Skelly. No lo hizo… y Merino anotó el 0-3 tras dormirse Flamingo. Tardó muy poco Arteta en reaccionar y quitarlo para meter a Calafiori. No quería sustos.
Y sin embargo, lo tuvo. Aunque fue breve y fugaz. Un penalti de Partey por un codazo en el área sobre De Jong, y el 1-3 que abría (un poco) el encuentro antes del descanso. Pero el descanso sentó bien a los ‘Gunners’ y Arteta los enchufó. Dos goles en tres minutos nada más reanudarse el partido: Odegaard y Trossard.
El noruego, de hecho, se permitió seguir brillando con espacios: un tanto anulado y otro al contragolpe para el 1-6. Era un paseo de los londinenses… en Eindhoven. Y la grada se vaciaba con los hinchas locales desfilando fuera del Phillips Stadion. Pero quedaba uno más: 1-7 con la firma de Calafiori. Eliminatoria sentenciada ya en la ida con un resultado para el recuerdo: no marcaban siete fuera de casa en Europa desde 1993… en Lieja, no muy lejos de Eindhoven. El Arsenal y Mikel Arteta meten miedo.
Derbi de golazos
Díaz y Rodrygo corren y marcan diferencias para los blancos en un derbi igualadísimo, peleado por un gran Atlético que acarició el triunfo tras la obra de arte de Julián Álvarez.
Como era de esperar, el Metropolitano dictará sentencia en una eliminatoria igualadísima, cerrada, que domina de momento el Real Madrid por el talento individual de dos de sus jugadores y porque conoce la Champions como el pasillo de su casa. Rodrygo y Brahim corrieron y marcaron las diferencias que no establecieron Mbappé y Vinicius, bien contenidos por un Atlético notable. Los rojiblancos se agarran al gran valor del bloque y a la mística de su estadio para definir el pase a cuartos. A eso y, claro, al talento descomunal de Julián Álvarez, que firmó un gol al alcance de muy pocos futbolistas en el planeta.
De todos los Atléticos que lleva construyendo el Cholo, el actual parece el más completo, el más dotado para adaptarse a cualquier partido. A replegarse en torno al área, a buscar la velocidad por los costados y hasta a descansar con balón. Tiene personalidad incluso para reponerse a un inicio desfavorable y volcánico, lo que habla muy bien del cuadro rojiblanco. Porque el Madrid tuvo el inicio soñado. Compareció Valverde en el lateral derecho, porque es imprescindible, y Ancelotti confió la vigilancia de los costados a Brahim y Rodrygo. Que lo hacen, pero tiran al monte. Antes del minuto 4 Fede descubrió la carrera al espacio de Goes, puso la pelota en el sitio y el talento del brasileño hizo el resto. Aguantó la carga, se perfiló hacia el centro y rompió la pelota, de zurda y con fe, para abatir a Oblak. El gol abrió un tramo de dominio blanco, mientras el Atlético asumía el castigo. Un pase diagonal volvió a dejar a Rodrygo en posición de ventaja con Galán. Cayeron los dos en la carrera. Pudo pitar penalti Turpin, pero estaba cerca y no lo hizo. Correcto.
Pero empezó a perder gas el dominio blanco, por las imprecisiones de su centro del campo de cemento y por el buen posicionamiento rojiblanco. Mención especial para Barrios y De Paul para dar salida al equipo, que encontró vía libre por la zona de Mendy. Giuliano es de los que corren antes de marcar diferencias, y dos internadas del argentino obligaron a Valverde a rebañar el gol de la bota de Lino.
Vinicius amenazó en una colada por izquierda, y Mbappé… Nada. Como en Sevilla, impreciso y ofuscado. Como si con la muela se le hubiera ido también el ángel. El Madrid perdió el hilo del fútbol y lo recogió Griezmann, que empezó a aparecer por todo el campo para mejorar cada jugada. De repente daba salida en el lateral derecho como aparecía, segundos después en el extremo opuesto, devolviendo una pared. Crecía el Atlético, que no perdía el balón mientras el Madrid no encontraba salida. Hasta Julián Álvarez compensaba al compañero descolocado si Vinicius intentaba salir a campo abierto. En esas estábamos cuando La Araña convirtió en oro un balón sin gloria, cerca de la línea de fondo, en una disputa con Camavinga. Le echó arrestos, salió con la pelota, abrió el ángulo y dibujó una rosca preciosa, extraordinaria, imposible incluso para Courtois.
El empate reforzó al Atlético, que se apoderó de la pelota y gobernó el partido antes y después del descanso. Mejor colocado, ensanchando el campo y haciendo correr al rival sin oler la bola. Le faltaba al equipo del Cholo algo de claridad en el último pase, de finura en algún control. Un buen centro de Lino al segundo palo encontró a De Paul al otro lado solo, pero se le fue el control. El Bernabéu rumiaba el disgusto, con algún que otro pito a Mbappé por perder algún balón sencillo, y de pronto apareció la solución. Un buen servicio de Vinicius al desmarque de Mendy desembocó en Brahim Díaz, que se paró en el área y detuvo el tiempo. Como el Buitre. Controló, toque a un lado, quiebro y remate seco, cruzado, a la red. El estallido del Bernabéu liberó la tensión del madridismo, que se temía lo peor.
Para sorpresa general, Ancelotti fue el primero en mover el equipo. Metió a Modric porque era indispensable para guardar la pelota. Aún así, el Atlético respondió con el talento de Griezmann, que entró por el costado derecho y cruzó un remate que obligó a una magnífica mano de Courtois. Simeone cambió a medio equipo en cuestión de diez minutos, incluso al ya desfondado Griezmann. Llorente al medio, y Correa y Sorloth para sembrar el terror junto a Julián, bien controlado en el segundo acto por Asencio. Imprescindible. El partido se trabó, a la espera de que alguien lo rompiera. Modric mandó en el último tramo, y lo cierto es que tuvo fortuna el Atlético de no recibir el tercero tras un error de Llorente en la prolongación. Mbappé recibió el regalo pero no acertó a colocar el gol en la bota de Vinicius. No habría sido justo. Pese al bajón final rojiblanco, dejó el sello de grande europeo. La que nos espera en el Metropolitano.