Milwaukee y Dodgers a un paso de pasar a la serie de campeonato

Los Cerveceros, con pocos abridores disponibles al final de la temporada pero con mucha inteligencia y creatividad para evitar carreras, pasaron semanas armando un plan de pitcheo para el Juego 2 de la Serie Divisional de la Liga Nacional. Cuatro bateadores después de iniciado el encuentro, ese plan parecía desmoronarse, pero aun así ganaron, 7-3 sobre los Cachorros, en una noche de poder ofensivo en el American Family Field.

Ganaron porque un equipo que no suele conectar muchos jonrones los pegó en momentos clave, y porque un novato de rectas fulminantes que había perdido el control al final de la temporada regular ofreció el tramo más crucial de outs en su debut de postemporada.

Seguramente hay lecciones sobre la imprevisibilidad de octubre en Grandes Ligas. Lo mejor será dejar que se disipe el humo del sistema de pirotecnia del estadio antes de intentar descifrarlas.

Andrew Vaughn respondió al jonrón de tres carreras de Seiya Suzuki en el primer inning ante el abridor de los Cerveceros, Aaron Ashby, con un tablazo de tres carreras propio. El venezolano William Contreras rompió el empate con un cuadrangular en solitario en el tercer inning, y su compatriota Jackson Chourio puso el signo de exclamación con un bambinazo de tres rayas en el cuarto, respaldando la impresionante labor de relevo intermedio de Jacob Misiorowski y colocando a Milwaukee en posición dominante con ventaja de 2-0 en esta serie al mejor de cinco juegos.

En la historia de la postemporada, todos los equipos que han tomado ventaja de 2-0 en una serie al mejor de cinco han ganado 80 de 90 veces (88.9%). En las Series Divisionales con el formato actual 2-2-1, los equipos que ganan los dos primeros juegos en casa han avanzado en 31 de 34 ocasiones (91.2%), incluyendo 20 barridas.

“Los jonrones se lanzan, no se fabrican. Se lanzan”, dijo el mánager de los Cerveceros, Pat Murphy. “A veces eso nos ocurre durante la temporada. A veces tenemos que ganar de otras maneras. Pero lo importante es encontrar la forma de hacerlo”.

En el Juego 2, la forma fueron los batazos largos.

“No ves eso de los Cerveceros muy seguido”, agregó Murphy.

Fue algo totalmente improbable. Los Cerveceros habían disputado 55 juegos de postemporada en sus 57 años de historia antes del lunes y nunca habían conectado un jonrón con más de un corredor en base. Esa noche pegaron dos vuelacercas de tres carreras en un lapso de cuatro innings: uno de Vaughn, quien no daba un cuadrangular desde el 15 de agosto (146 turnos sin hacerlo), y otro de Chourio, cuya disponibilidad para jugar el Juego 2 estuvo en duda hasta horas antes, tras agravar una lesión en el muslo derecho que lo había mantenido fuera por un mes en la segunda mitad de la temporada regular.

Todo esto de parte de un equipo que se ubicó en el puesto 22 entre los 30 clubes de MLB con 166 jonrones en la campaña, y que se caracterizó más por un estilo de bateo de pocos swings en blanco y mucho contacto, el cual les dio nueve carreras en los dos primeros innings del Juego 1 sin necesidad de cuadrangulares.

Pero fue una noche diferente la del lunes, cuando Vaughn y Contreras conectaron ante el abridor zurdo de los Cachorros, Shota Imanaga, y Chourio la botó frente al derecho Daniel Palencia. La recta de 101.4 mph con la que Chourio hizo contacto fue el lanzamiento más rápido convertido en jonrón en la historia de la postemporada desde que se registran los pitcheos (2008). El récord anterior pertenecía a Nelson Cruz, de los Rangers, quien en el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2011 conectó un cuadrangular ante una recta de 100.6 mph del as de los Tigres, Justin Verlander.

“Estos muchachos saben competir”, externó Connor Dawson, uno de los tres coaches de bateo de los Cerveceros. “Eso es lo que marca la diferencia, haya o no descanso [por el pase de la primera ronda]. Así que no me sorprende. Creo que esa es la belleza de este equipo: no conocen otra forma más que salir y competir”.

El jonrón de Vaughn quizá fue el más importante de todos, por cómo borró el golpe anímico del batazo de Suzuki en la parte alta del primer episodio. Dawson repasó mentalmente los cuadrangulares más grandes de los Cerveceros en 2025 y no pudo recordar alguno con un impacto similar.

“Ese tiene que ser el número uno”, enfatizó Dawson.

“Ese jonrón”, coincidió Contreras, “fue la parte más importante del juego para nosotros. Creo que ese jonrón nos devolvió la mentalidad de que ‘nadie pensó que esto sería fácil, pero al mismo tiempo, tal vez no será tan difícil aquí’”.

“Si consigues un out en esa situación, no hay duda de que es otro juego”, comentó el piloto de los Cachorros, Craig Counsell. “Eso es lo que hacen los jonrones de tres carreras”.

Y hay que agregar el contexto: provino de un ex seleccionado de primera ronda del Draft amateur de MLB cuyo progreso se había estancado, que estaba jugando en el equipo Triple-A de los Medias Blancas –últimos en su división– cuando los Cerveceros lo adquirieron en junio. Tras ser ascendido a las Mayores en julio, Vaughn tuvo un gran repunte ofensivo, aunque perdió poder en las últimas seis semanas de la temporada regular, lo que hizo que su cuadrangular fuera aún más inolvidable.

“Este es un juego realmente difícil”, reconoció Vaughn. “Sólo trato de salir, ser la mejor versión de mí mismo y jugar como un niño”.

Hablando de eso, Jacob Misiorowski anunció su debut en postemporada lanzando cuatro rectas ante la estrella de los Cachorros, Kyle Tucker, que marcaron 103.4, 103.7, 104.3 y 104.2 mph, según Statcast.

Pero los Cerveceros necesitaban más que velocidad: necesitaban outs en una noche planificada como juego de bullpen, a pesar de que el derecho Quinn Priester se preparó tanto en el bullpen como en el campo mientras Ashby hacía su calentamiento. Misiorowski cumplió la misión al registrar nueve outs en 57 pitcheos, 31 de ellos de 100 mph o más, y 12 de 102 mph o más. Permitió un imparable, otorgó dos boletos y ponchó a cuatro, en una actuación que abre todo tipo de posibilidades para los expertos en pitcheo de Milwaukee si el equipo sigue avanzando.

“Probablemente hay menos de cinco personas en el planeta que pueden hacer lo que él hizo esta noche”, manifestó Priester, quien está programado para abrir el Juego 3 de los Cerveceros el miércoles en el Wrigley Field. “Parte de mí quería haberle chocado la mano en el dugout”.

Pero no pudo, porque Priester no estaba en el dugout de los Cerveceros.

En cambio, pasó toda la noche en el bullpen, incluso después del juego, cuando realizó una sesión programada a las 11:10 p.m. hora del Centro. Dijo que probablemente era la hora más tarde en la que había lanzado una pelota en su vida.

La idea le fue propuesta a las 3:30 p.m. hora del Centro. Priester saldría al bullpen a calentar junto a Ashby para que los Cachorros pensaran que él sería el encargado del tramo largo esa noche. Pero el plan de Milwaukee era un juego de bullpen desde el inicio, con Nick Mears listo para apagar el primer fuego y luego Misiorowski tomando una entrada limpia para lanzar entre 30 y 50 pitcheos. Aparte del pequeño detalle del jonrón de tres carreras de Suzuki, todo salió según lo planeado.

Si el “engaño” de Priester tuvo algún efecto en el desarrollo del juego es, como mucho, debatible. Pero él sin duda lo disfrutó.

“¿Ya dijeron que fue todo una finta?”, preguntó Priester a un reportero. “O simplemente lo sabías, porque suena totalmente a algo que harían los Cerveceros. No me importó. Pensé: ‘Si esto puede ayudarnos aunque sea un uno por ciento, en un turno o en un pitcheo, ¿por qué no?’.

“No iba a lanzar hoy, así que si esa es una manera de ayudar al equipo a ganar, ni modo. Haré lo que sea”.

DODGERS

A veces, los outs más difíciles de conseguir son los tres últimos.

Los Filis amenazaban con darle la vuelta al marcador, acercándose a una carrera en la parte baja del noveno inning. Con la carrera del empate en segunda base y sin outs, el cuadro interior de los Dodgers sintió que no podía seguir su plan de juego habitual.

Entonces habló el capitán del infield. Mookie Betts tomó el mando, por así decirlo, y ayudó a su equipo a salir de una situación delicada.

Después de la victoria de los Dodgers 4-3 sobre los Filis la noche del lunes, la conversación principal no giraba en torno a la ventaja de dos juegos en la Serie Divisional de la Liga Nacional ni a otra dominante actuación de un casi intocable Blake Snell. En el clubhouse, todos hablaban de la caótica parte baja del noveno inning, en la que ejecutaron una jugada de carrusel (una estrategia defensiva en el béisbol diseñada para defender ante un toque de sacrificio) a la perfección para cambiar el rumbo del episodio.

“Es una jugada de béisbol realmente inteligente”, dijo el antesalista Max Muncy. “Y que él viniera directamente a hablar conmigo sobre hacerla demuestra su intuición para el juego. Es incomparable. No importa en qué posición lo pongas, siempre sabe lo que está pasando”.

Los Dodgers estaban a tres outs de llevarse dos juegos en el hostil Citizens Bank Park. Con ventaja de tres carreras, el mánager Dave Roberts llamó a Blake Treinen, quien había tenido dificultades durante la temporada regular, pero venía de dos presentaciones en blanco en la Serie de Comodines de la Liga Nacional.

Sin embargo, Treinen permitió tres hits consecutivos, el último un doble de dos carreras de Nick Castellanos que acercó a los Filis a una rayita. El estadio, que había estado tranquilo la mayor parte de la noche, se encendió de repente. Mientras Roberts subía al montículo para retirar a Treinen y traer al zurdo Alex Vesia, el cuadro interior planeaba cómo manejar la situación.

Los Dodgers decidieron ejecutar una jugada de rueda, una práctica que rara vez ensayan, ya que los lanzadores –salvo Shohei Ohtani– ya no batean a diario en la Liga Nacional. Habían hecho una jugada similar en agosto contra los Angelinos, pero antes de eso, no la usaban desde los entrenamientos primaverales.

“Es algo que aprendimos. Le doy crédito a Miggy Rojas”, dijo Betts. “Lo hicimos antes en el año, en Anaheim. Recuerdo que le pregunté: ‘¿Cuándo es buen momento para hacerla?’ y me dijo: ‘En una situación de vida o muerte’”.

Con Vesia en la lomita, Bryson Stott se cuadró para tocar. Hizo contacto en el segundo lanzamiento, y la jugada salió perfecta: Muncy corrió por la línea de tercera para fildear la pelota, mientras Betts se lanzaba hacia la base para adelantarse a Castellanos.

Muncy tiró a tercera, Betts aplicó el toque y Castellanos fue puesto out.

“Mookie hizo un gran trabajo ocultando la jugada de rueda”, dijo el piloto de los Filis, Rob Thomson. “Nosotros enseñamos a nuestros muchachos que si ven la jugada, deben retirar el toque y batear porque hay espacio en el medio. Pero Mookie salió tan tarde que fue difícil para Stott detectarlo”.

Roberts agregó: “La ejecutaron a la perfección. La hicieron parecer mucho más fácil de lo que fue. Y, para mí, era nuestra única oportunidad real de ganar ese juego en ese momento”.

En otras palabras, fue exactamente la situación de vida o muerte que Betts había descrito.

“Si ellos empatan el juego, todo el impulso cambia a su favor”, dijo Betts. “Así que si encontramos la manera de frenarlo, mejor. Tomé una decisión y la seguí”.

Aún faltaban dos outs. Vesia permitió un sencillo del emergente Harrison Bader antes de que Max Kepler bateara para jugada forzada, dejando la carrera del empate en tercera y la de la ventaja en primera con dos outs.

Entonces entró Roki Sasaki, buscando su segundo salvamento en Grandes Ligas en el que probablemente fue el momento más importante de su joven carrera. Roberts ha evitado llamarlo el cerrador del equipo, pero aunque la situación de salvamento ya se había presentado antes de los problemas de Treinen, Sasaki no comenzó a calentar sino hasta que Vesia estaba en el montículo.

“No ha lanzado dos veces en tres días casi nunca”, explicó Roberts. “Sólo estábamos calculando la situación ahí. Blake ha conseguido algunos de los outs más grandes en postemporada para nosotros. Y me sentía muy confiado con él, con Vesia detrás si era necesario”.

Le bastaron dos lanzamientos a Sasaki y una gran atrapada del inicialista Freddie Freeman para que los Dodgers salieran del apuro tan rápido como habían entrado, listos para regresar a Los Ángeles en posición inmejorable para avanzar a su octava Serie de Campeonato de la Liga Nacional en 13 años.

Desde que los salvamentos se convirtieron en estadística oficial en 1969, Sasaki es el primer lanzador de Grandes Ligas en registrar sus dos primeros salvamentos de carrera durante la postemporada, según OptaSTATS.

Pero todo comenzó con la decisión rápida de Betts, quien ha evolucionado en todo lo que implica ser el campocorto titular en su primera temporada completa en la posición. Si bien fueron varios los protagonistas que ayudaron a cerrar el noveno inning, fue la inteligencia de Betts la que marcó la diferencia.

“Se está convirtiendo en el paquete completo como campocorto”, exclamó Rojas. “Entiende la situación, entiende al corredor en segunda base. Estoy contento de que haya hecho esa llamada ahí mismo en el campo, porque era la jugada correcta con el corredor correcto, sabiendo que iba a tocar. Y la ejecutaron muy bien. Increíble. Llevo 12 años en Grandes Ligas y él sigue mejorando cada día”