A los 13 años de edad comenzó su historia en el deporte que se lo daría todo. Disciplina, constancia y determinación lo llevó a ganar campeonatos que harían más grande la historia del boxeo venezolano y lo convertirían en el capitán de la selección nacional.
Gabriel José Maestre Pérez, oriundo del barrio “La Aduana” Barcelona, estado Anzoátegui, ha demostrado, con sus 32 años, ser un verdadero líder dentro y fuera del ring de boxeo. Quienes lo conocen y han vivido de cerca su carrera, saben que es el primero en llegar a los entrenamientos y que le imprime el 1000% (como dice el mismo Gabriel) para estar en el mejor nivel que el cuerpo y capacidad mental le permiten.
“Asumí la capitanía de la selección desde el año 2012, cuando mi compañero y gran boxeador Héctor Manzanilla me cedió el honor, no sólo producto de mi clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres, sino porque sabía de mi compromiso y responsabilidad”, expresó el peleador al departamento de prensa del IND.
En su palmarés, el púgil cuenta con medalla de oro en los Juegos Bolivarianos Perú 2013, Juegos Suramericanos Chile 2014, Juegos Panamericanos Toronto 2015 y Juegos Suramericanos Cochabamba 2018.
También logró metales broncíneos en el Campeonato Mundial de Boxeo Aficionado Kazajistán 2013 y en el AMBC American Boxing Championships de 2015.
En los Juegos Olímpicos Londres 2012, quedó en quinto lugar y obtuvo diploma para la delegación venezolana.
De esas medallas conseguidas, aún lo emociona aquella alcanzada aquel sábado 25 de julio de 2015 en los Panamericanos de Toronto, cuando se impuso al cubano y campeón olímpico, Roniel Iglesias.
“Esa medalla significa mucho para mí, ganarle esa pelea a Iglesias, uno de los mejores peleadores del mundo y con un historial en el boxeo amateur impresionante (…). Por eso, ahora, volver a los Juegos Panamericanos y defender el título, como uno de los favoritos, me contenta mucho”.
Lima 2019, donde buscará revalidar su medalla de oro, podría marcar el final de su carrera en el boxeo aficionado, disputando su último ciclo olímpico. “Si Dios me permite llegar a Tokio, justo después, le pondré fin a mi carrera amateur y abrirle paso a otra generación en mi peso y dejar mi papel como capitán de la selección. A partir de ese momento intentaría estar un par de años en el boxeo profesional y luego sí, me retiraría del todo”.
Frases que el fanático de cualquier deporte no quiere leer o escuchar de alguien que ha dado y sigue dando tanto por el país.
Una carrera deportiva sin desperdicio, de grandes triunfos, sobre todo personales, con el apoyo de personas fundamentales en las victorias y derrotas, que lo motivan a seguir adelante. “Mi familia ha sido clave. Mis padres, mi esposa y mis hijos me han apoyado cien por ciento y saben de la clase de atleta que soy. Agradecido estoy porque están conmigo”.
“A Venezuela le digo que siga apoyando el boxeo nacional, a la nueva generación de oro, a esos jóvenes que quieren llegar a la selección y a los que ya forman parte de ella, a quienes aspiran a medallas en Sudamericanos, Centroamericanos, Panamericanos, Olímpicos y Mundiales. A los entrenadores de las selecciones que sigan apuntalando la preparación de esos atletas y a nosotros que aún estamos en ruta olímpica”, concluyó.