Los escándalos no parecen querer darle tregua al fútbol colombiano.
Esta semana, dos reconocidos árbitros del país, ya retirados, fueron acusados de abusos sexuales.
Las denuncias se conocieron poco después de que se hicieran públicos los relatos de varias jugadoras que aseguran haber sido vejadas por un entrenador y un asistente técnico.
Y otras futbolistas también han dejado entrever que existe explotación laboral para ser parte de las selecciones nacionales colombianas.
Son acusaciones que han hecho que los colombianos pongan en la mira la forma de manejarse de los directivos del balompié en el país.
Y expertos le dicen a BBC Mundo que todo esto es apenas «la punta del iceberg».
«El mayor escándalo»
En criterio del periodista y escritor Mauricio Silva, lo que se está revelando sobre el fútbol colombiano «es enorme».
«Es probable que sea el mayor escándalo del fútbol colombiano desde el asesinato de un árbitro en 1989 ordenado por Pablo Escobar y que hizo que se parara el campeonato», le dice a BBC Mundo Silva, autor de varios libros sobre el deporte en Colombia.
Silva afirma que «es un momento muy grave, del que se conoce muy poco».
«Tengo la impresión de que estamos frente a un témpano enorme y solo vemos la punta del iceberg. Todavía no miramos hacia abajo», añade.
El nuevo escándalo
En una entrevista con la radio colombiana W, los árbitros Hárold Perilla, Carlos Chávez y Julián Mejía denunciaron haber sufrido abusos sexuales a lo largo de su carrera.
Específicamente, acusaron a dos exárbitros muy conocidos en Colombia, Óscar Ruiz e Imer Machado, quienes todavía no se pronunciaron al respecto y han recibido muestras de apoyo de varios colegas
El primero de los señalados, llegó a dirigir partidos en tres torneos mundiales.
«Me decía que tuviera relaciones sexuales con él si quería llegar lejos en el arbitraje», dijo Perilla de Ruiz.
Pero en su defensa y la de su colega acusado se pronunciaron el presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano, Jorge Vélez, así como otros 35 árbitros colombianos.
«No conozco ninguna denuncia. Además, yo soy abogado, yo no creo en las denuncias verbales. Las denuncias son por escrito. Todo es ‘me contaron, me dijeron, me hicieron'», afirmó Vélez.
«Me parece que le hacen mucho daño al país y a la seriedad del arbitraje», dijo de lo afirmado por Perilla, Mejía y Chávez.
El directivo defendió la transparencia de las designaciones de árbitros en los torneos oficiales del país, y afirmó que cuenta con los criterios de independencia de la comisión técnica y la comisión arbitral, que presidió.
Y numerosos árbitros escribieron una carta afirmando que «nunca hemos sido objeto de abuso sexual por parte de un colega, instructor u otra persona para ser parte del arbitraje nacional o internacional».
«No hemos necesitado de favores sexuales para lograr ascensos en nuestra profesión», señalaron en una nota pública firmada por varios de los árbitros colombianos habilitados para oficiar en partidos internacionales.
El Ministerio Público de Colombia, por su parte, anunció que convocaría a los denunciantes, pero que no abrirá una causa formal hasta no contar con sus versiones.
La División Mayor del Fútbol Colombiano también anunció que enviaría una nota a la Fiscalía pidiendo que se aclare el caso, que sin embargo no es el único que sacude al balompié colombiano.
La selección femenina
Efectivamente, dos semanas antes de las denuncias en contra de los árbitros, se conoció de casos de presunto acoso sexual y laboral sobre jugadoras de varias categorías de la selección femenina.
Las futbolistas Melissa Ortiz e Isabella Echeverri publicaron una serie de videos en sus cuentas de redes sociales donde decían mostrar las precarias condiciones que habían tenido que vivir en el equipo.
Y sus palabras sirvieron de mecha para la bomba que terminó explotando días después, cuando fueron denunciados casos de abuso sexual y maltrato en diferentes categorías de la selección nacional, incluyendo a menores de edad.
Isabella Echeverri es una de las jugadoras que ha denunciado malos tratos en la selección de Colombia.
Las denuncias salieron a la luz gracias a un reportaje realizado por la Liga contra el silencio, una plataforma periodística independiente.
Pero Jenny Gámez, quien sigue profesionalmente el fútbol femenino de Colombia desde hace 16 años, le dijo a BBC Mundo que las acusaciones no eran causa de sorpresa.
«No es nada nuevo para nosotras. Es un tema recurrente y no es nuevo para el fútbol colombiano», dijo.
Según Gámez, los abusos en las dirigencias son conocidos y la diferencia es que los casos ahora se empiezan a conocer.
«De los manejos del fútbol masculino ya se sabía, pero es grande que ahora se hable de menores de edad en el fútbol femenino. Eso es nuevo. Lo terrible es que el deporte entero se presta para eso», indica la analista.
«Como es algo muy nuevo, hay gente que se aprovecha», dice de lo que ocurre en el fútbol de mujeres.
Colombia participó en el último mundial sub 17 bajo las órdenes del entrenador Luna.
Gámez, sin embargo, también aclara que el problema «no es exclusivo del fútbol, pasa en otros deportes».
«Hay niñas que ni siquiera tienen claro lo que está pasando. No tienen consciencia de lo que les está pasando», añade.
La diferencia
Tanto Jenny Gámez como Mauricio Silva coinciden en que el movimiento que generan las redes sociales favorecieron a que se hagan visibles las denuncias.
«El fútbol en Colombia siempre ha sido masculino. Lo primero necesario es que haya una dirigencia que incluya mujeres. Llevan más de 50 años en el fútbol sin una presencia femenina. Esa presencia tendrá clara lo que es la estrategia, a las niñas nunca las escucharon», afirma Gámez.
Silva, por su parte, afirma que existe una «valentía mayor» de parte de los involucrados para que «no se cometan tantos absurdos» como pasaban antes.
«Ya no hay tanta impunidad como antes, pero seguro que abajo del iceberg hay mucha cosa por destapar. Seguro», concluye el periodista.