La Liga: El Real Madrid y el Girona siguen igualados en la cima

El Real Madrid le ganó 1-0 al Mallorca y el Girona 4-3 al Atlético de Madrid para seguir igualados en puntos (48) en la cima de La Liga Española.

El Madrid supera por gol average al Girona y termina técnicamente primero al culminar la primera vuelta del torneo.

Iván Martín soluciona con la zurda y en la prolongación un partido frenético que parece sacar de la pelea por el título a un equipo rojiblanco que ni siquiera suma tras los tres goles de Morata. La victoria del Girona correspondiera a Iván Martín, en una jugada que sólo imaginaba él. No es casualidad tampoco que la acción castigara el tancredismo de Koke, al que ya había puesto en evidencia el centrocampista rival en la acción del segundo gol local. No es casualidad asimismo que ese final absolutamente cruel desde la perspectiva visitante llegara después de que Simeone, él sabrá el motivo, prescindiera en los últimos minutos de sus dos mejores futbolistas, De Paul y Morata, incluso de su estrella, Griezmann, para incluir a compañeros inocuos. No son casualidad, por supuesto, los diez puntos de diferencia que marca la tabla entre unos y otros. Montilivi entierra cualquier aspiración rojiblanca por el título.

Los catalanes suman once jornadas sin perder, su techo en Primera, después de superar al Atleti en el descuento.

Los blanquirrojos son el mejor equipo a domicilio junto al Madrid con 23 puntos de los 27 posibles -los madrileños suman los mismos puntos con un partido más disputado- y han hecho que sus aficionado sueñen a lo grande de cara a una segunda vuelta que tendrá que ser igual o muy parecida si quieren hacer historia y luchar por todo. Palabras mayores pero dependiendo de como salgan de un mercado invernal peligroso un hecho posible si mantienen el nivel de juego (y de puntos) mostrado hasta la fecha. Si lo hizo el Leicester, ¿lo podrá hacer el Girona?

Rüdiger define el partido

Rüdiger hace campeón de invierno con otro cabezazo a la salida de un córner. Mal partido del equipo blanco ante un Mallorca ordenadísimo que estrelló dos tiros en la madera. Brahim también se topó con el palo.

Resulta que Ancelotti solo tiene un central y con él le basta para mandar en dos áreas y en la Liga. Porque Rüdiger, primer suplente en agosto, que había defendido el fuerte excelentemente durante 78 minutos ante el peleón Larin, hizo al Madrid campeón de invierno por una cabeza. O por dos, si se cuenta la de Lucas Vázquez en Mendizorroza. Su testarazo a la salida de un córner lanzado por Modric echó un manto de sosiego sobre un mal partido del Madrid, maniatado por un Mallorca que fue incluso más allá de la resistencia: remató dos veces al palo e impidió el debut de Arda Güler, reservado para un partido más desahogado. Al equipo de Ancelotti le cuadran las cuentas, pero su juego empieza a recordarle que enero es un mes en cuesta y que hay gripes invernales que resultan incurables en primavera.

Fatiga balear

Aguirre minimizó riesgos en la segunda mitad, al retirar a Van de Heyden, amonestado a los 10 segundos de partido y al borde de la segunda amarilla al final de la primera mitad. El Madrid seguía jugando mal y acercándose al abismo, porque el Mallorca se sentía menos intimidado que nunca y, ahora sí, con ganas de pelota. De hecho, Samu Costa estrelló un segundo balón en el palo de Lunin con un disparo tan lejano como picante y a Antonio Sánchez se le fue al fondo norte una volea franca.

Consumida una hora se marchó Vinicius y entró Brahim, un cambio de hombre y un cambio de método. En espacios cortos, el malagueño está más puesto. Y es que el partido le exigía al Madrid una ocurrencia individual, porque la batalla colectiva parecía perdida ante aquella fortaleza bermellona. La maniobra liberaba la banda izquierda para Rodrygo, un territorio en que se maneja con más soltura, y venía con el plus de Joselu. Al fin, alguien en el área. Al fin, el Madrid en el área.

Con el cambio de rumbo llegó una mano salvadora de Rajkovic a tiro de Rodrygo y cabezazo posterior de Brahim al palo con la puerta descubierta. Al Mallorca empezaba a vencerle la fatiga. Se dio cuenta Aguirre, que metió tres cambios de un plumazo. No cambiaba el guion, pero sí las piernas. Aquello sirvió hasta que, como dos semanas antes, el Madrid encontró platino en un córner. Lo sacó Modric y Rüdiger metió un cabezazo en la escuadra contraria que hizo a su equipo campeón de invierno, título solo canjeable por cuarto y mitad de optimismo. El alemán ha pasado de defensa estrafalario a líder espiritual del equipo. De mutaciones así está hecha la épica del fútbol.