Con goles de Cheshmi y Rezaeian en tiempo agregado, Irán sorprendió al mundo al recuperarse de una goleada ante Inglaterra y derrotar a Gales 2 a 0.
Pocos creían que tras comerse una goleada 6-2 contra Inglaterra, Irán levantaría cabeza ante una Gales que en el papel lucía superior, pero el fútbol tiene esas situaciones casi del azar que de alguna u otra forma cambian los pronósticos en el transcurso de un partido. Así como británicos fueron unos en su primera presentación, orientales también, pero la mejora fue de 100%.
Esta Copa del Mundo, en gran parte ha sido garante de partidos emocionantes e igualados, cada encuentro es diferente a otro y Al Rayyan fue testigo del despertar iraní.
Los orientales cambiaron la imagen mostrada ante Inglaterra y saltaron al terreno de juego plantando cara a una selección británica que no esperaba esta situación.
Los pupilos de Queiroz tuvieron en sus manos el primer tanto del marcador en los pies de Ali Gholizadeh, pero el árbitro Mario Escobar anuló el tanto debido a que el atacante iraní se encontraba en posición ilícita.
Pese al golpe de no sumar en la pizarra, el cuadro oriental no bajó los brazos y mantuvo la intensidad.
En el amanecer de la segunda mitad, el equipo blanco tuvo dos nuevas oportunidades consecutivas de abrir “la lata” en un mismo ataque, ambos remates se encontraron con el metal del arco galés.
La madera no evitó que Irán siguiera atentando contra el arco custodiado por Wayne Hennessey durante casi todo el segundo tiempo.
El mismo Hennessey fue protagonista de una incidencia negativa para el equipo liderado por Gareth Bale.
Transcurría el 86′ cuando una contra iraní dejó “mano a mano” a Taremi contra Hennessey, quien sin medir su potencia fue a por la pelota fuera de su área y tacleó al atacante con suma violencia. La acción le costaría la primera expulsión de la Copa del Mundo.
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