El Rayo sigue siendo un dolor de muelas para un Barcelona que no está para muchas alharacas dado el momento en el que se encuentra y lo que tiene por delante. En el inicio de lo que se le avecina al equipo blaugrana, que es de órdago, el Barça empieza con una mala salida. El empate en Vallecas (1-1) no es espantoso en lo que se refiere a la tabla, el drama es ver cómo se juega.
Ante el primer día de la vida después de Gavi, Xavi salió fiándolo todo al la recuperación de la pareja Romeu-De Jong. Pero el Barcelona, seguía echando de menos la agresividad del centrocampista andaluz, al que sus compañeros recordaban en la pechera de la camiseta. Y más que lo van a echar de menos por lo que se vio en Vallecas. El principal pecado del equipo blaugrana fue la pérdida de la gran mayoría de los duelos individuales directos ante un Rayo mejor puesto en el campo y más agresivo.
El Barcelona trató de controlar el ritmo del partido, pero como todo lo que pasa en este equipo desde hace dos años, lo consiguió a medias, pero no en los momentos clave. Y lo peor de todo, lo conseguía en una zona de campo, la propia, donde no hacía ni cosquillas al Rayo a no ser que la pelota llegara a Lamine Yamal, el único atacante con cierta predisposición para crear algo. Algo que en ese inicio de partido ni se les ocurría a Lewandowski, que volvió a entrar en el partido al estilo John Deere. Un tractor fiable, pero para el que ya no es fácil encontrar piezas de recambio.
Ferran era un poco más de lo mismo que el polaco, pero con más movilidad,, aunque con la misma poca efectividad. Esto era delante. En el medio, Frenkie de Jong alternaba dinamismo con pérdidas de balón incomprensibles acompañado de dos socios -Pedri y Romeu- que a veces no perdían balones y raramente ganaban disputas ante un Rayo que se los comía por los pies en cada balón dividido.
En defensa, Iñigo Martínez era el que, en ausencia de Araújo, mantenía la tensión competitiva. Pero quiso la suerte que fuera el vasco quien cometiera una falta innecesaria a Isi los 37 minutos de partido con una entrada propia de kick-Boxing que originó el golazo de Unai, que, tras revisión de VAR, subió al marcador.
Iñaki Peña no pudo hacer nada ante el lejano latigazo del jugador local. El portero alicantino había estado impecable hasta el momento en sustitución de Ter Stegen, pero ante el disparo del vasco nada pudo hacer. Y suerte tuvo que Balde, en una gran recuperación defensiva evitara a continuación el gol de Camello en un repliegue espantoso de la defensa del equipo catalán.
El balance del Barcelona en la primera parte era inane y nada más reanudarse la segunda mitad, entraron en el campo Gündogan y João Félix por Romeu y Torres. El Barça apretaba un poco más, pero no por la vía del juego, por la vía de colgar balones a la caza de una cabeza. Ferran Torres y Pedri tuvieron dos cabezazos que desperdiciaron en una combinación de impericia, inocencia y desidia.
La reacción no llegaba por ningún lado y el Barcelona seguía sin disparar entre los tres palos. Xavi sacó del campo a Lamine, el que más aportaba, y a Pedri, que sigue en los anuncios de niño que se ha perdido en unos grandes almacenes. Y entraron Fermín y Raphinha, que a los dos minutos de entrar disparó al palo. El Barça apretaba, pero de una manera pedestre: tiros de lejos o centros a la olla. Nada de juego.
Pero a base de insistir a base de centros laterales, esta vez de Balde, Lejeune marcó en propia puerta el gol del empate y luego la insistencia del Barça se estrelló ante un posible penalti de Espino a Raphinha que el VAR no consideró. El juego del equipo de Xavi sigue encallándose en Vallecas.
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— LALIGA (@LaLiga) November 25, 2023