El Barça se enfrentará al Bayern de Múnich el próximo viernes 14 de agosto en los cuartos de final de la Champions en Lisboa, en el estadio Da Luz.
Suárez, sobre el Bayern: «A partido único cualquiera tiene posibilidades, son 50 a 50. El Bayern es un grandísimo rival, pero puede ganar cualquiera».
El Barcelona tiene en su mano salvar una de las peores temporadas de los últimos años. Actúa como un trapecista sin red que roza la tragedia en algún salto pero que aún no ha caído al vacío. Y el vacío es una temporada en blanco. Algo que amenaza a un equipo que ha sido muy irregular en toda la temporada y que no ha sido capaz de disimular las malas relaciones con la Directiva y entre el mismo vestuario. Algo que se refleja sobre el césped. Pero, dentro de lo malo, ya están en cuartos y tiene en su mano cambiar el calificativo de su temporada de nefasta a maravillosa si es capaz de ganar la Champions de Lisboa.
Está en la peor parte del cuadro, pero como se plante en la final sería el gran favorito ante cualquier rival que llegue desde la otra parte del cuadro. El cambio de formato por la pandemia le deja a tres partidos de lograr su sexta Champions, pero por el camino tiene al Bayern en cuartos y, si pasa, al Manchester City casi con toda seguridad en semifinales. Ya en una hipotética final se mediría a un equipo que nunca ha ganado la Champions por lo que partiría como favorito. Para eso queda mucha tela que cortar, aunque con Messi motivado nada es imposible.
El gol de Griezmann en la ida valía su peso en oro viendo la alineación de circunstancias que tuvo que sacar Setién. El centro del campo estaba muy diezmado por las bajas de Busquets y Arturo Vidal y por ahí le podían llegar los problemas a los azulgranas. El Nápoles, que estaba obligado a marcar para meterse por primera vez en unos cuartos, salió valiente de inicio y metió el susto en el cuerpo a los azulgranas al minuto de juego con un remate en semifallo de Mertens al poste de Ter Stegen. Parecía perdido el equipo de inicio, el balón era de los napolitanos, pero todo cambió en un córner a los nueve minutos que cabeceó Lenglet para hacer el 1-0.
El gol le dio la tranquilidad que le faltaba al Barça y hundió a los de Gattuso. El balón cambió de dueño y doce minutos después Messi dejó resuelta la eliminatoria con un gol de genio de los suyos. Se fue de dos rivales, se benefició de un rebote, se fue al suelo, se levantó y sin visión clara de la portería lanzó un zurdazo ajustado al palo imposible para Ospina. No se había cumplido la media hora y el partido estaba encarrilado. El Nápoles se difuminó y le pudo caer una goleada de escándalo. El VAR anuló el 3-0 de Messi por mano previa del argentino y gracias al propio VAR Çakir señaló un clarísimo penalti de Koulibaly sobre Messi que transformó Luis Suárez. Y lo lanzó el uruguayo porque Messi quedó renqueante por el patadón que le dio el franco-senegalés con una cojera ostensible que hacía recomendable que no siguiera en el campo.
Parecía todo controlado para los de Setién a punto de irse los jugadores al descanso, pero el Nápoles recuperó su autoestima gracias a un penalti de Rakitic sobre Mertens que transformó Insigne.El 3-1 era un buen resultado, pero con Messi tocado y sin saber si podía jugar en la segunda parte el panorama no era tan halagüeño. Las dudas quedaron disipadas cuando Leo apareció por el túnel de vestuarios y el único cambio que hubo en la reanudación fue la entrada del excéltico Lobotka por Demme. Tranquilidad relativa en el Camp Nou.
En la segunda mitad, los de Gattuso salieron fuertes intentando hacer el 3-2 que metiera el miedo en el cuerpo de los de Setién. Lo intentaron con mayor posesión, pero Ter Stegen no pasaba claro peligro. Pasaban los minutos con un control alterno en el juego y sin ocasiones de gol, algo que jugaba a favor de los locales. A falta de 20 minutos entraron Lozano y Politano buscando dar mordiente ofensiva a un Nápoles que necesitaba dos goles para pasar. Setién, con un banquillo de circunstancias en el que sólo había dos jugadores del primer equipo -Neto y Junior- no movía ficha porque no lo tenía claro pese al evidente cansancio de su once titular.
A falta de 10 minutos los de Gattuso marcaron el 3-2, pero Milik, que había salido instantes antes, estaba en fuera de juego. El Barcelona jugaba con fuego los últimos minutos y sin realizar cambios hasta que Setién hizo debutar a Monchu en el 84′ por un desdibujado Griezmann. Pese a las intentonas visitantes, que volvieron a toparse con el palo a remate del mexicano Lozano, no se movió el marcador y el día 14 espera el Bayern que se deshizo del Chelsea por un global de 7-1. Por ahí pasa la temporada del Barça.