El Manchester United ganó la FA Cup, disparado hacia competición con el último cartucho que había. Todo lo que le quedaba a Ten Hag, que se marchará después de conquistar las dos copas inglesas en sus dos únicas temporadas en Old Trafford. El neerlandés ganó la batalla de Wembley a Guardiola. Acumuló balón el cuadro celeste, pero nada más. Se borró. Ya de vacaciones. Aguantó el rojo. Ganó merced a la nueva generación de ‘red devils’.
Apenas generó peligro en la primera media hora de juego, luego llegaron los goles del United, y una misión que se antojaba factible se convirtió en imposible. No estuvo enchufado el City. Garnacho sí. Corrió en busca de un balón a la espalda de la defensa que Gvardiol envió a la espalda de Ortega. El croata no vio que su compañero había salido de la meta y Garnacho se quedó con la pelota frente a la portería y sin oposición alguna. Ocho minutos más tarde, en un nuevo contraataque, Mainoo cerró una jugada que él mismo empezó. Una buena triangulación permitió que el centrocampista rematase a placer dentro del área.
Guardiola movió el banquillo al descanso. Dio entrada a Doku, cuya técnica y electricidad no bastó. Fue él quien recortó diferencias en el marcador ante la inoperancia de los Haaland, De Bruyne, Foden y compañía. El belga marcó desde la frontal en el minuto 86. Demasiado tarde. Walker había gozado de la mejor ocasión hasta entonces, pero Onana desvió su disparo lejano. Pese al arreón final del City, el United mantuvo su buen hacer en defensa para conquistar su 13ª FA Cup. La primera en ocho años. Y venciendo a su rival y vecino, el que le viene comiendo la tostada durante la última década.