Alemania ofreció una oda al fútbol demostrando que es aspirante a todo… aunque incluso pueda quedarse fuera a las primeras de cambio. Es lo que tiene el fútbol y estos torneos cortos tan traicioneros.
Cualquier aficionado que viera el partido pudo disfrutar de un espectáculo en toda regla. También de Portugal en la primera parte. Todo el repertorio que se puede apreciar en un terreno de juego apareció en el Allianz Arena. La presión alemana, el contragolpe portugués, el virtuosismo y la capacidad goleadora de Cristiano, la desgracia con nombre de goles en propia puerta… En fin, un deleite para la vista.
Alemania arrancó a todo trapo, sin duda los cero puntos en su casillero tras perder ante Francia convertían el duelo en un todo o nada para los de Löw. Al cuarto de hora el asedio germano había tenido ocasiones, un golazo de Gosens anulado por fuera de juego previo de Gnabry, un par de buenas paradas de Rui Patricio… y un 1-0 en el marcador a favor de Portugal. Increíble, pero cierto.
Un córner botado por Kroos, lo despejó de cabeza Cristiano y se montó una estampida de jugadores lusos, comandados por Bernardo Silva. En tres toques, el propio Cristiano marcaba a placer el pase de la muerte de Diogo Jota. Qué contragolpe. De libro.
Durante un rato, poco, todo hay que decirlo, a Alemania se le hizo un poco bola el partido. Dominaba, creaba las ocasiones pero el marcador le era adverso. En cualquier caso, no se iban a rendir los de Löw, ni mucho menos. Estamos hablando de Alemania, nada menos.
En cuatro minutos, del 35 al 39, Portugal se metió dos goles en propia puerta y el partido volvió a dar otro giro de 180 grados. Alemania seguía dominando pero ahora tenía el marcador a favor. Incluso Gosens y Gnabry pudieron ampliar la ventaja antes del descanso.
El inicio de la segunda parte hacía prever un cambio en el decorado. Alemania no tenía necesidad de imponer el mismo ritmo y presión asfixiantes de la primera parte y Portugal ya no podía vivir del contragolpe sino que debía proponer otro tipo de fútbol. Sin embargo, las cábalas de lo que teníamos por delante duraron seis minutos. Otra vez Gosens, el mejor del partido, se la puso a Havertz para que marcara a placer.
Si con 1-2 Alemania bajó un poco las revoluciones, con 1-3 era el momento para que Kimmich, Gundogan y Kroos sacaran la manija a pasear para controlar el inevitable arreón portugués. Arreón que no fue tal, porque Gosens, quién si no, al cuarto de hora de la reanudación cabeceó el 1-4 tras otra gran jugada germana.
Como hablamos de equipos de categoría mundial, nadie iba a tirar la toalla antes de tiempo. No lo hizo Portugal, por supuesto, que acortó distancias por medio de Diogo Jota a pase de Cristiano Ronaldo. Pero la montaña era ya demasiado empinada para subirla en los últimos 25 minutos.
Portugal, inferior desde el minuto 1, se vio por delante en el marcador y soñó con llegar a la última jornada y al hueso de Francia con mejor cara y con más puntos en la clasificación. Ahora, el vigente campeón de Europa tiene que afrontar el duelo ante el campeón del mundo en una especie de supercopa de clasificación. Apasionante.