ras destruir de nuevo el récord mundial de los 400 metros vallas, la estadounidense Sydney McLaughlin advirtió el viernes que «el cielo es el límite» de su carrera e insinuó que podría incluso buscar retos en otras disciplinas.
McLaughlin, de 22 años, logró el viernes su primer oro mundial en Eugene-2022 mejorando el récord de la disciplina hasta los 50.68 segundos, bajando más de siete décimas su anterior plusmarca (51.41).
Ante su incontestable dominio de la prueba, con cuatro nuevos récords en poco más de un año, McLaughlin reconoció que ha analizado con su entrenador, el célebre Bob Kersee, un posible cambio de disciplina.
«Bobby y yo hemos hablado de la posibilidad de buscar otros eventos», admitió McLaughlin en la rueda de prensa en el Hayward Field de Eugene (Oregón). «Pero no sé si eso va a ocurrir. Al final de la temporada decidiremos si queremos cambiar de prueba o seguir con los 400 metros vallas».
Cuando se le preguntó si el cambio podría ser a los 400 metros lisos, McLaughlin respondió: «Creo que todo es posible… pero lo dejo en manos de mi entrenador, Bobby».
«Mi entrenador cree que se puede hacer mucho más», señaló. «El cielo es el límite, seguro».
McLaughlin, campeona olímpica el año pasado en Tokio, negó que considere su exhibición del viernes como la carrera perfecta.
«No pude verla. Tendré que volver a hacerlo y hablar con mi entrenador», afirmó McLaughlin antes de describir las sensaciones que experimentó durante la carrera.
«Poner todo lo que hice en las prácticas hasta el punto de dejar que tu cuerpo haga lo que hace», explicó. «No pensar demasiado (…) Creo que mis mejores carreras son aquellas en que simplemente libero el don que me ha sido dado».
«Pero siempre hay una forma de mejorar», recalcó. «Estamos ampliando los límites como deporte (…) Definitivamente creo que se puede recortar más tiempo, seguro».
La vallista dio también crédito de su éxito a su fe cristiana, a su equipo de apoyo y su autocontrol, y agradeció poder competir frente a una multitud de aficionados en Eugene en contraste con las gradas vacías de los últimos Juegos a causa de la pandemia de coronavirus.
«Lo más importante para mí fue tener a mis amigos y a mi familia aquí, después de que el año pasado en Tokio no tuviera a nadie», afirmó. AFP
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