Novak Djokovic vence a un acalambrado Carlos Alcaraz y buscará su 23º Grand Slam en la final de Roland Garros el próximo domingo contra el vencedor entre Casper Ruud y Alexander Zverev.
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Novak Djokovic disputará este domingo su 34ª final de Grand Slam, la séptima en Roland Garros. Carlos Alcaraz fue víctima de un problema físico desde comienzos del tercer set, y tuvo que inclinarse por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1 en 3h.23′.
El serbio peleará por su tercer Roland Garros, el 23º Grand Slam récord (está igualado a 22 con Rafa Nadal), contra el noruego Casper Ruud o el alemán Alexander Zverev. Un triunfo le daría también un número uno que no pudo defender tampoco por sí mismo el murciano, víctima de un cruel infortunio en uno de esos días especiales en la carrera de un tenista.
«Es increíble, no puede ser, no puede ser», se lamentaba Carlos Alcaraz dirigiéndose a su entrenador Juan Carlos Ferrero. Lo sé, Juanki. Pero es muy pronto para retirarme», se rebelaba el pupilo.
El partidazo con Novak Djokovic estaba tomando una dimensión cruel para el murciano, que notó una sensación extraña en las piernas en el segundo juego del tercer set, después de 2h.31′ de extraordinaria semifinal de Roland Garros.
El murciano se apoyó en la pierna izquierda, con la derecha flotando por el aire, para devolver una pelota a Novak Djokovic. Notó algo extraño porque se alarmó enseguida. Bajó enseguida la jueza de silla, la francesa Aurelie Tourte, para interesarse por su estado, así como su rival pasó al otro lado de la pista para comprobar qué pasaba.
La árbitra explicó a Alcaraz qué indica el reglamento en estos casos, como también lo tuvo que hacer después a través de megafonía cuando los más de 14.000 aficionados de la Philippe Chatrier silbaron que de repente el español perdiera un juego sin disputarlo, para 1-3 Djokovic y saque.
El murciano, 20 años, prefirió ser atendido inmediatamente, so pena de esta penalización, a esperar el siguiente descanso. Apareció de emergencia el fisioterapeuta para masajear el gemelo y el muslo de la pierna derecha. «El problema es que también es aquí, aquí y aquí», se preocupaba aún más Carlos Alcaraz tocándose también la pierna izquierda.
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