“Dije que venía a Venezuela y todos preguntaron: ¿qué?”

Joey Gallo, el prospecto número uno de los Rangers de Texas, debutó ayer con el Magallanes. No teme estar en el país a pesar de la situación socioeconómica

ANDRIW SÁNCHEZ RUIZ/El Nacional

Francamente, Joey Gallo no es tan mediático como el ex jugador de fútbol americano Tim Tebow, quien de la nada se vio relacionado con el beisbol venezolano cuando se le asoció con las Águilas del Zulia. Al final, el otrora quarterback no vino, pero a quién le importa. Gallo, el prospecto número uno de las granjas de los Rangers de Texas, ya comenzó a jugar con los Navegantes del Magallanes.

Ayer saltó al terreno por primera vez ataviado con el azul eléctrico naviero. Para avalar las expectativas de los scouts, conectó batazos por encima de la mitad de las gradas del estadio Universitario y, a diferencia de otros peloteros foráneos, no teme estar en territorio nacional, a pesar de las vicisitudes socioeconómicas que existen.

“No tuve problemas en venir”, dijo con sus dos metros de estatura y 22 años de edad. “Pero hablé con mucha gente en Estados Unidos. Dije que venía a Venezuela y todos me preguntaron: ¿qué? ¿Por qué? Pero he estado tranquilo. Muchas personas nos cuidan y me he visto bastante seguro. Estoy contento de estar aquí”.

Que esté en el país es algo notorio, no solo por su calificación de calidad, pues también tuvo la decisión de si tomar un vuelo a Venezuela o a República Dominicana. “Muchos de los muchachos de los Rangers me ayudaron a elegir”, comentó. “Robinson Chirinos habló mucho conmigo sobre este equipo (Magallanes) y creo que es emocionante estar en un lugar nuevo, con tantos compañeros por conocer”.

Antes de que comenzara el año en Grandes Ligas, Gallo fue considerado como la novena promesa más grande de todo el beisbol según MLB.com. Pegó 25 cuadrangulares con la filial Triple A de los vigilantes y uno en los 17 juegos que estuvo con el equipo grande. Solo estará un mes con la galera del Cabriales, el tiempo dirá si se le hará difícil o el circuito le quedará pequeño.

“Probablemente la parte más difícil de estar aquí será mantener mi peso”, expresó. “No bajar ni subir el peso de mi cuerpo, pero me gusta mucho la comida y espero cosas buenas, aunque nunca he salido de Estados Unidos”.

Como cada importado que se uniforma con Magallanes o Leones del Caracas, a Gallo le han hablado de lo que se vive en los clásicos de la pelota rentada local. Eso lo emociona y, más que temor o ansiedad le parece divertido.

“La gente dice que es algo así como un Yanquis de Nueva York vs. Medias Rojas de Boston, creo que me divertiré”, opinó. “Muchos de los muchachos me explicaron que jugar pelota invernal es duro, pero este año no pude jugar mucho y quería tomar más turnos, para eso vine”.