Carlos Alcaraz ha hecho historia este viernes 14 de julio. Con tan sólo 20 años y 72 días se ha convertido en el cuarto jugador más joven en clasificarse para la final de Wimbledon por detrás de Boris Becker, Björn Borg y Rafael Nadal.
De igual forma es apenas el tercer español que lo consigue después de Manolo Santana (1966) y Rafael Nadal (2006-2008 y 2010-11).
Alcaraz sabía que tenía que subir el nivel ante Daniil Medvedev con respecto a los cuartos con Holger Rune. Y eso es precisamente lo que hizo para cerrar un tanteo de 6-3, 6-3 y 6-3, en 1 hora y 50 minutos. Después de calentar con su hermano Álvaro, el murciano salió enchufado, tocando la pelota más limpia que nunca.
La estadística no miente y había cometido sólo cinco errores no forzados en el set inicial. Medvedev jugó perfecto en todos los juegos menos en uno: el octavo. Se equivocó al saque con una dejada y luego le penalizó su rival con un certero resto de revés.
Carlitos afrontó la primera pelota de ‘break’ en contra en el segundo juego de la continuación y la salvó como si nada. Es lo que tienen los elegidos y lo que los hace diferentes a los demás.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero tenía muy clara la táctica y pasaba por apuntar al revés del adversario. Medvedev volvía a pedir clemencia para salvar su servicio con 1-1 y 15-40. No podría neutralizar la tercera. La rotura había sido idéntica a la primera manga con una devolución ganadora de revés.
Las cifras del jugador de El Palmar sobre la moqueta verde ya empiezan a asustar: 15 partidos ganados por sólo dos perdidos. El partido empezaba a recordar al monólogo de la pasada final de Indian Wells.
Alcaraz disfrutó al resto de las tres primeras pelotas de segundo set, con 5-3 y 0-40. A la tercera fue la vencida con otro revés que levantó el polvo de la línea blanca.