Atlético Madrid gana en Valladolid

El Atlético de Madrid tenía la necesidad de dar continuidad a su victoria casera de la anterior jornada para mantenerse firme en el pulso por el liderato de la Liga. En el peor inicio como visitante en la era de Simeone, su equipo llegaba exigido al José Zorrilla, la última salida antes del parón navideño. Una cita con curvas por las dificultades rojiblancas para marcar este curso lejos del Metropolitano y porque el Real Valladolid saltó al césped como el cuarto conjunto menos goleado del campeonato. Los madrileños, con un tanto de Kalinic y un doblete de Griezmann, encontraron la portería, pero tuvieron que sufrir muchísmo para derrotar a un rival que demostró una fe inquebrantable. Los pucelanos consiguieron igualar un 0-2, aunque acabaron sucumbiendo ante un Atlético que pudo romper su racha negativa y volvió a ganar lejos de casa tres meses después.

La vuelta de Filipe Luis permitió a Simeone formar una defensa sin remiendos y devolver a Saúl a la medular. Con el brasileño, que se fue lesionado en el segundo acto, el Atlético de Madrid ganó en capacidad de llegada por la banda izquierda y por esa zona empezaron las aproximaciones de un equipo que perdió pronto el control del balón. El dominio rojiblanco de la pelota duró cinco minutos. El Real Valladolid pasó a manejar el ritmo del partido, pero su posesión resultó estéril hasta los últimos minutos del primer acto, cuando disfrutó de dos ocasiones claras. Para entonces, ya iba por detrás del marcador. A los rojiblancos les costó también encontrar las vías para generar peligro, pero tuvo paciencia y logró el premio en un zarpazo de Kalinic, que celebró su segundo tanto en la Liga. Marcó en la anterior jornada ante el Alavés y repitió este sábado.

Simeone buscó el gol en Zorrilla juntando a Griezmann con Kalinic, pareja que tardó 26 minutos en mezclar. Cuando conectaron, el resultado fue letal porque el croata, con un tiro cruzado, mandó a la red una asistencia del francés. Un jarro de agua fría para los pucelanos.

El Real Valladolid lo había intentado hasta entonces probando con centros laterales y balones colgados al área, pero Jan Oblak y sus centrales se mostraron muy seguros. Con el 0-1, los de Sergio González dieron un paso al frente y en dos internadas seguidas de Nacho por la izquierda acariciaron el empate. Óscar Plano, con un remate por encima del larguero, y Unal, solo dos minutos después con otro junto al palo, pusieron el nudo en la garganta de Simeone.

Penalti por el VAR

Cuando más apretaba el José Zorrilla, el VAR apagó los ánimos justo antes del descanso. En el último minuto, Masip se lució para sacar un disparo de Griezmann desde la frontal, un jugada que continuó con una contra pucelana interrumpida por Undiano ante la sorpresa de la hinchada local. El árbitro no lo vio, pero Kiko Olivas tocó con el brazo antes de la magnífica parada de su guardameta y fue advertido desde el VAR. El navarro señaló el penalti que no había detectado en vivo y el propio delantero francés no desaprovechó la oportunidad de ampliar la ventaja del Atlético. Su bailecito en la celebración del 0-2 aumentó el enfado de la parroquia local.

El Real Valladolid, ni mucho menos, acusó ese golpe y en la reanudación obligó a los rojiblancos a parapetarse en su área. El colombiano Arias sufrió muchísimo por la derecha y Oblak tuvo que agigantar su figura en un cabezazo de Unal y en un despeje envenenado de Savic, pero el guardameta acabó sucumbiendo. La insistencia de los pucelanos, que forzaron varios saques de esquina, acabó teniendo éxito porque un testarazo de Calero resultó insalvable para el esloveno.

Los pucelanos volvieron a sorprender en otro córner a un Atlético que flaqueó por alto. Un cabezazo de Unal acabó en la red de Oblak después de que Saúl desviara la pelota. Estallido de júbilo en el José Zorrilla y decepción para un rival que necesitaba la victoria. Con sufrimiento, el Atlético rompió su mala gracias al acierto de Griezmann al resolver con un tiro un barullo en el área a falta de diez minutos. La angustia, sin embargo, no acabó para los rojiblancos porque el Real Valladolid volvió a la carga. Un centro por la izquierda provocó la histeria porque el VAR detuvo el duelo en la recta final al tocar Arias el balón con el brazo. La revisión de imágenes no terminó en penalti y los madrileños acabaron celebrando el triunfo ante un rival que mereció más.