El aficionado que fue atropellado este miércoles durante los enfrentamientos entre ultras del equipo del Inter y los del Nápoles a cerca dos kilómetros del estadio Giuseppe Meazza de Milán (norte de Italia) falleció este jueves, informó la policía italiana.
Daniele Belardinelli, de 35 años, fue atropellado por un todoterreno antes de comenzar el partido entre las 18.30 y 18.50 mientras se producían algunos enfrentamientos, pero aún se desconoce quién lo conducía, informó la jefatura de Policía de Milán.
El jefe de policía, Marcello Cardona, informó en una rueda de prensa de que antes del inicio del partido una furgoneta en la que viajaban aficionados del Nápoles fue agredida por cerca un centenar de ultras del Inter con bastones. Hasta allí habían viajado también aficionados del Varese y del Niza que habían llegado allí para participar en los enfrentamientos.
Se desconoce si Belardinelli era aficionado del Inter, ya que procedía de Varese, norte de Italia, y tenía ya precedentes por incidentes en estadios de fútbol, explicó Cardona. Los aficionados del Nápoles bajaron del vehículo y comenzó una pelea en la que resultaron heridos leves por arma blanca cuatro napolitanos.
En el caos general, resultó atropellado el aficionado que fue conducido al hospital San Carlo, ya en estado gravísimo, por algunos ultras del Inter. Los mismos aficionados del Nápoles indicaron durante la pelea que había una persona que había sido atropellada, añadió Cardona. Ahora la Policía está investigando gracias a las imágenes grabadas con los teléfonos de algunos testigos para localizar el vehículo que atropelló al aficionado.
Por el momento, han sido arrestados dos ultras del Inter, y se está buscando a una tercera persona para su detención por haber participado en los enfrentamientos, añadió el Jefe de Policía. Cardona explicó que aún no se puede responsabilizar de la muerte del hincha a los aficionados del Inter o del Nápoles, ya que se desconoce quién conducía el todoterreno.
Cardona adelantó que se pedirá el cierre del fondo del estadio donde se sitúan los ultras en las próximas cinco jornadas y la prohibición a los aficionados del Inter de asistir a el resto de partidos fuera de casa.
Insultos racistas a Koulibaly durante el partido
El defensa del Nápoles, Kalid Koulibaly, fue objeto además de insultos racistas durante el transcurso del partido. El senegalés replicó con contundencia este jueves afirmando que se siente «orgulloso del color de su piel».
«Estoy orgulloso de ser francés, senegalés y napolitano: hombre», escribió Koulibaly en su perfil oficial de Twitter tras un encuentro en el que fue expulsado. «Lamento la derrota y sobre todo el haber dejado a mis hermanos», comentó el jugador, que fue expulsado durante el transcurso del encuentro.
En respuesta, el alcalde de Milán, Giuseppe Sala (centro-izquierda), afirmó también este jueves sentir «vergüenza» por los cánticos racistas lanzados al futbolista durante el partido Inter de Milán-Nápoles el miércoles, y pidió «perdón» en nombre de la ciudad al defensor del club napolitano.
«Los gritos de mono ‘dirigidos a Koulibaly fueron una vergüenza. Un acto vergonzoso hacia un deportista orgulloso del color de su piel», estimó Sala en Facebook, aludiendo a las declaraciones del defensor después del partido.
Tampoco ha sido ajeno a estos sucesos el entrenador del Nápoles, Carlo Ancelotti, que se mostró muy crítico con la decisión de no detener el partido: «Me disgusta lo que ha pasado porque hasta en tres ocasiones pedimos a la Fiscalía Federal que se suspendiese el partido por los gritos racistas a Koulibaly. El chico estaba nervioso, es un jugador educado que ha sido ‘bombardeado’ por el estadio», recalcó Ancelotti en rueda de prensa tras el partido, que advirtió además de que, si vuelve a suceder algo semejante, será el propio equipo napolitano quien deje de jugar.
El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, ha anunciado por su parte que convocará a los dirigentes de los clubes de fútbol de la serie A y B y a los responsables de los grupos de ultras a comienzos del próximo año: «En 2018 no se puede morir por ir a un partido de fútbol. Los estadios tienen que ser un lugar de diversión y no de violencia», reseña El País