Si hay un jugador capaz de subirse todo un equipo al hombro, incluso en medio de su peor racha en décadas, ése es Aaron Judge.
Con la posibilidad de vivir la primera seguidilla de 10 derrotas seguidas para los Yankees desde 1913 acechando peligrosamente antes del juego, el capitán de los Yankees bateó tres jonrones en un encuentro por primera vez en su carrera durante la victoria de Nueva York por 9-1 sobre los Nacionales la noche del miércoles en el Yankee Stadium.
Apenas unas horas antes, el gerente general Brian Cashman había admitido que aunque esta temporada ha sido un “desastre”, los Yankees todavía tienen algo por lo que jugar: “Lo que espero es que sigamos encontrando formas de hacer todo lo que esté en nuestras manos para competir”.
Y nadie mejor para hacer precisamente eso que Judge, a quien retuvo en diciembre con un contrato de nueve años y US$360 millones.
Judge, bateador designado de Nueva York el miércoles, bateó un jonrón en sus dos primeras visitas al plato (uno solitario en el primer inning y un grand slam en el segundo) y luego añadió otro sin gente en base en la séptima entrada.
“Qué noche la del 99”, dijo el manager Aaron Boone. «Es especial. Obviamente, lo que le vimos hacer el año pasado, que está haciendo básicamente lo mismo, sólo se perdió una gran parte. Es un jugador especial. Es extraordinario lo que hace en cualquier circunstancia”.
“Cualquiera puede ser una chispa, pero ahí empiezas por arriba”.
El primer cuadrangular de Judge rompió una racha de 61 innings consecutivos en los que los Yankees no habían liderado la pizarra. Su segundo, el quinto grand slam de su carrera, prácticamente aseguró que la histórica racha de derrotas también se rompería. El tercero firmó el 34to desafío con tres bambinazos para un mismo jugador en la historia de la franquicia; es el 25to jugador en hacerlo con el uniforme de los Yankees y el primero desde Anthony Rizzo el 26 de abril del 2022.
Cuando El Juez caminó de regreso a la cueva después de su último bambinazo, había una persona en particular que quería ver. El receptor Kyle Higashioka tuvo un juego de tres jonrones el 16 de septiembre de 2020, y se ha acostumbrado a burlarse de Judge por su incapacidad para hacer lo mismo”.
“Todos estos años, siempre me recordaba cada juego que tenía dos y no podía conseguir el tercero, diciéndome, ‘Oye, uno de estos días, chico, te unirás a mi club y estarás en un club exclusivo’”, recordó un sonreido Judge.
¿Cómo reaccionó Higashioka, que ascendió en el sistema de granjas de los Yankees junto a Judge, cuando su amigo por fin superó el obstáculo?
“Le dije: ‘Recuerdo mi primera vez’”, soltó Higashioka riendo. “Pero no, fue fantástico. Llevábamos mucho tiempo esperándolo. Rizzo y yo hemos bromeado mucho con él, y ahora no tenemos nada que echarle en cara”.
Judge tiene 32 juegos con múltiples jonrones en su carrera, la quinta mayor cantidad en la historia de la franquicia, sólo detrás de las leyendas Babe Ruth (68), Mickey Mantle (46), Lou Gehrig (43) y Joe DiMaggio (35). Como corresponde, el grand slam de Judge, que recorrió una distancia proyectada por Statcast de 437 pies por el jardín central, aterrizó en lo alto de la red que protege el Parque de los Monumentos, donde residen las placas de los cuatro ex Bombarderos del Bronx.
El tempranero grand slam también calmó los nervios del abridor dominicano Luis Severino, que ha tenido muchos problemas esta temporada, pero que lució grande el miércoles. El derecho sólo permitió un hit en 6.2 innings en blanco para ganar su tercer juego del año.
“Es una bestia”, dijo Severino sobre Judge. “Sabes que cada vez que sale ahí, algo bueno va a pasar”.
Fue el quinto juego de más de un vuelacercas para Judge en la temporada, y el primero desde que se lesionó el dedo gordo del pie derecho el 3 de junio en el Dodger Stadium, un momento que cambió la trayectoria de su temporada… y la de Nueva York.
Así que aunque Judge estaba en el círculo de cubierta cuando Jake Bauers fue retirado como el último bateador de la parte baja de la octava – quedándose a las puertas de una quinta visita al plato y la oportunidad de tal vez enviar una pelota más fuera del parque – todo lo que el capitán estaba pensando era cómo los Yankees “necesitaban una gran victoria”.