La inteligencia es una cualidad que seduce a muchos, pero para algunos se convierte en el factor más decisivo a la hora de sentirse atraídos por alguien. ¿Eres tú uno de ellos?
La sapiosexualidad es un término cada vez más extendido cuando hablamos de relaciones amorosas. Proviene del vocablo latín sapiens, que significa sabio, y hace referencia a la atracción y el deseo sexual que nos despierta la inteligencia de las personas.
Aunque la sapiosexualidad sea una palabra recientemente acuñada, el concepto en sí es muy antiguo. Ya en el año 380 a.C., Platón hablaba en su obra El banquete de la relación entre el amor y el intelecto.
Y es que la inteligencia ha sido siempre una cualidad atractiva para muchos, pero en el caso de los sapiosexuales, es la característica por la que más se sienten atraídos.
De la atracción física a la sapiosexualidad
De entrada, el atractivo físico desempeña un papel muy importante en multitud de ocasiones: en las aplicaciones que existen para encontrar pareja, cuando nos enamoramos, en la selección de personal o incluso a la hora de votar a un político. Es un factor que la mayoría de nosotros tenemos en cuenta, seamos o no conscientes de ello.
Pero también es cierto que el atractivo físico por sí solo no es determinante cuando nos gusta alguien. De hecho, la mayoría no nos sentimos atraídos por una sola cualidad del otro, sino que se suman un conjunto de elementos que hacen que deseemos a la otra persona.
Así, el cúmulo de actitudes, pensamientos, sentimientos y comportamientos que conformen la personalidad de la otra persona, marcará profundamente nuestro deseo hacia ella. Después, y en función de nuestros gustos, cada uno de nosotros le dará más valor a un componente o a otro.
La erótica del cerebro
En la sapiosexualidad, las personas tienen en cuenta los factores físicos y de personalidad, no reniegan de ellos. Sin embargo, se sienten más profundamente atraídas por el intercambio de ideas novedosas, las conversaciones profundas y las charlas que les enriquecen a nivel emocional e intelectual.
Por tanto, para ellos la palabra no solo se convierte en un instrumento de comunicación, sino también de seducción. Se sienten mucho más atraídos por los conocimientos de su interlocutor o por la intimidad que se pueda generar en una conversación, que por cualquier otra característica.
Diferentes tipos de inteligencia
Cuando hablamos de inteligencia, solemos asociarla a una capacidad cognitiva elevada o al cúmulo de conocimiento de algunas personas. No obstante, para muchos investigadores actuales, la definición va más allá.
Así, autores como Howard Gardner con su teoría de la Inteligencias Múltiples o Daniel Goleman con su Inteligencia Emocional, han ampliado el concepto a otros muchos factores.
Ello significa que las personas sapiosexuales pueden sentirse atraídas por el conocimiento académico o por la capacidad de resolver problemas complejos, pero también por personas altamente creativas, maduras emocionalmente o con una gran capacidad para interrelacionarse con los demás.
Características de la sapiosexualidad
Ante una definición mucho más amplia de la inteligencia, puede que los sapiosexuales no se diferencien tanto de la población general. Incluso, puede que tengan bastante más en común de lo que podríamos pensar a priori. Sin embargo, sí que hay algunas características que los definen de forma más específica:
Acostumbran a ser personas con un alto grado de autoconocimiento.
Habitualmente son individuos abiertos de mente.
Su propio nivel de inteligencia suele ser elevado.
Sienten atracción hacia la novedad.
Suelen ser personas profundas y reflexivas.
Tienen una gran curiosidad por aprender y dedican parte de su tiempo a adquirir nuevos conocimientos.
Una conversación profunda les seduce intensamente.
Aunque hombres y mujeres pueden ser sapiosexuales, se da más en mujeres.
Inconvenientes
La inteligencia es una característica más de las personas y, aunque a priori es una cualidad positiva, sentirnos especialmente atraídos por la capacidad cognitiva del otro puede resultar nocivo para algunas personas.
Es el caso de individuos con baja autoestima y que tienden a idealizar a los demás, ya que es fácil que estas personas proyecten en el otro alguien que no es real. Esa actitud a la larga puede perjudicarles y hacerles sentir todavía más inseguros.
Reconocer y admirar cualquier característica del otro es muy sano dentro de la pareja, sea la inteligencia o cualquier otra cualidad. Eso sí, siempre y cuando no convierta la relación en asimétrica o nos haga sentir menos de lo que somos.
Con información de Mejor con Salud