Los hombres eligen la “chica mala” en vez de a la “buena” cuatro de cinco veces. A pesar de que saben que la elección de la “chica buena” es una sabia decisión, casi nunca la eligen a ella. ¿Sabes por qué?
1. Los hombres confunden lo “malo” con lo sexy
Lo “malo” es emocionante. Los hombres, literalmente, han logrado incorporar la palabra en su vocabulario como sinónimo de “sexy”. Usan frases cómo, “Cielos. Qué mala“.
Encontramos entonces que lo malo es sexy debido a que las cosas que un hombre planea hacer con una mujer “mala” son atrevidas, distintas, intensas. Lo malo se presta a la travesura, a probar lo prohibido, y eso es sexy.
2. A los hombres les gusta arriesgarse
Aquellos que los evitan son considerados débiles. En general, un hombre deberá tomar distintos riesgos en un momento u otro de su vida.
Desde luego, será signo de debilidad si no “apuesta” por esa guapa “chica mala” que tomó la iniciativa y deja de lado la madurez y la inteligencia.
3. Las “chicas malas” son generalmente mejores en la cama
En realidad, lo que muchas chicas “malas” tienen es un buen ojo para el hombre inexperto. En público se comportarán distinto que cuando se encuentren a puerta cerrada; entonces, mostrarán lo deshinibidas que pueden ser.
Las “niñas buenas”, en cambio, son “recatadas”; digamos que son el tipo de mujer que toda madre desearía para su hijo. Es cierto, quizá no son tan buenas en la cama a falta de un espíritu aventurero.
4. Aunque no suena lógico, algunos hombres disfrutan del dolor emocional
Sí, son masoquistas. No disfrutan el dolor en sí, por supuesto, pero disfrutan de sentirdemasiado. La mayoría de las mujeres no tienen idea de lo que un hombre experimenta a un nivel físico más profundo.
Así pues, las “chicas malas” los lastimarán, pero les recordarán que aún siguen respirando.
5. Las chicas buenas son aburridas
La mejor manera de explicarlo es la siguiente: para la mayoría de los hombres las “chicas malas” son como una cubeta de alitas picantes: saben que van a arrepentirte cuando se las acaben, pero son realmente buenas.
Por otra parte, las chicas buenas equivalen a una ensalada: es buena para ti, es la decisión mas saludable. Sin embargo, como hemos dicho antes, cuatro de cinco veces los hombres prefieren las alitas picantes.
6. Los hombres prefieren a las mujeres que no pueden conocer completamente
Si pueden imaginar cómo es una chica por completo, es decir, adivinar su interior, les resulta aburrido. La mayoría de los hombres aman tener un poco de intriga en su vida… Y las “chicas malas” son misteriosas por naturaleza. Son reservadas y difíciles de alcanzar. No son sencillas de atrapar y son casi imposibles de mantener.
7. Los hombres no buscan a una mujer pensando: ¿será una buena madre?
Si los hombres pensaran de esta manera, seguramente la tasa de divorcios se reduciría a la mitad. A los hombres no les gusta la idea de imaginar relaciones demasiado a futuro porque muchos de ellos tienen problemas con el compromiso.
8. Les gusta una relación llevada (por lo menos un poco) al límite
A los hombres les gusta verse obligados a permanecer en estado de alerta, intrigados y con cierta inseguridad. Cuando dos personas se dejan de impresionarse el uno al otro, la relación seguramente estará por tambalearse.
9. A los hombres les gusta la incertidumbre
Las mujeres quieren que su hombre esté allí para quedarse. Y a los hombres les gusta preocuparse por la posibilidad de perder a sus mujeres, no desean la certeza de que las tendrán para siempre.
Así pues, los hombres quieren, como también las mujeres, lo que no pueden tener. Las “chicas malas” no parecen buscar una cosa seria, y es por eso que capturan el interés de tantos hombres.
10. Los hombres aman el peligro
¿Has conocido a un hombre que no le gusten las películas de acción? ¿Que no le guste ver peleas, carreras o deportes de riesgo? Por supuesto que no. Los hombres, en general, aman el peligro.
No tanto estar en una situación de peligro, sino verlo desde la distancia. Las “chicas malas” son un tipo de peligro con el que se sienten lo suficientemente cómodos como para vivirlo de cerca