¿Oyes tu propia voz en tu mente? ¡No te espantes! Es perfectamente normal mientras leemos en voz baja. Te decimos por qué escuchamos nuestra voz cuando leemos y cómo esto nos ayuda a concentrarnos.
Quizá no te habías dado cuenta, pero justo ahora que estás leyendo esta nota, cada palabra resuena en tu cabeza sin necesidad de pronunciarla. Sólo tú puedes escuchar esa voz que parece provenir de tu cabeza.
¡Calma! No es nada malo, se trata de un fenómeno llamado subvocalización, en el que el cerebro articula mentalmente las palabras, encendiendo algunas de las áreas cerebrales encargadas del habla.
El resultado: por algunos momentos, el cerebro interpreta las señales como estímulos auditivos, lo que crea el efecto de estar escuchando una voz interna. De acuerdo con la web Salud y medicinas
Causas de subvocalización
Una de las teorías de por qué escuchamos nuestra voz cuando leemos en voz baja es que el cerebro intenta decodificar cualquier tipo de lenguaje de la misma forma en que lo adquirió: hablando y escuchando.
Dicho de otro modo, todos aprendemos las palabras escuchandolas y se cree que el cerebro recurre a la subvocalización para utilizar las conexiones neuronales que ya formó.
Además, cuando aprendemos a leer repetimos las palabras en voz alta, lo que refuerza la lectura.
Desde este punto de vista, la subvocalización parece algo natural y hasta positivo para la lectura. Sin embargo, hay quienes piensan que tiene su lado negativo.
Escuchar nuestra voz hace que leamos más lento
Una investigación publicada en la revista Journal of Educational Psychology explica que el cuerpo de las personas que oyen su propia voz durante la lectura silenciosa reacciona como si de verdad estuviera hablando, causando cambios como:
Movimientos pequeños de mandíbula y labios.
Aumento de las respiraciones por minuto (frecuencia respiratoria).
Aunque muchas veces esto es imperceptible, sí reduce la velocidad a la que leemos, ya que aunque el cerebro humano puede leer unas 300 palabras por minuto, únicamente somos capaces de pronunciar entre 150 y 200 en el mismo periodo.
¿Es posible dejar de oír esa voz?
Muchos programas y terapias prácticas que prometen aumentar la velocidad de lectura sin que pierdas la concentración se basan en hacer que los lectores dejen de subvocalizar.
La técnica consiste en hacer que el lector repita un sonido o algo que evite que el cerebro haga que escuche su voz al leer.
Aunque sí hay personas que han logrado aumentar su velocidad de lectura, desafortunadamente un estudio realizado por científicos de la Universidad de Toronto demostró que esta técnica reduce hasta 12% la comprensión del texto.
Esto hace que las personas necesiten una segunda lectura para comprender a cabalidad algunos textos, lo que aumenta el tiempo que se dedica a la lectura de un mismo contenido.
¿Es nuestra voz la que escuchamos cuando leemos?
Diste con la pregunta del millón, pero para esto no hay respuesta definitiva.
Mientras que hay quienes consideran que el cerebro recuerda la voz que más hemos escuchado (es decir, la nuestra), hay otros que aseguran que se trata de una voz genérica o no específica, ya que nuestro timbre de voz sólo se puede lograr si hablamos.