Parto sangriento: El doctor tiró al bebé y solo le dijo que era joven y podría tener más hijos

Kristal Amezquita, es una joven que compartió una de las historias más dolorosas de su vida, ella esperaba que el día del parto regresaría con el pequeño Ian a casa, pero el cruel destino tenía otros planes. 

Kristal Amezquita y su novio Diego, se han robado la atención en las redes sociales. Y es que lo que parecía el principio de una familia, se convirtió en la peor de las pesadillas. Fue a principios del 2017, cuando ella supo que estaba embarazada. Lamentablemente la mujer entró en trabajo de parto, el doctor le tiró al bebé y solo le dijo que era joven y podría tener más hijos. 

Kristal Amezquita tenía 7 semanas cuando celebró su cumpleaños número 24, al lado de su novio Diego, en las calles de Nueva York. Los jóvenes no estaban preparados emocionalmente para asimilar el embarazo y preferían evadir el tema, aunque claro, el bebé seguía creciendo, así lo compartió en  Love What Matters.  Sobre todo, les preocupaba la reacción de sus padres. A pesar de que al principio fue muy difícil, los padres de Kristal, terminaron apoyándola: 

‘No estás sola. No tiene que tomar decisiones repentinas sobre casarse o mudarse ‘, me dijo. ‘Todavía somos tus padres, y nuestro hogar sigue siendo tu hogar’.

TENÍAN MIEDO 

Una vez que los padres supieron, era tiempo de anunciarle a sus amistades y resto de la familia. Desde luego, quedaron sorprendidos, pues, la pareja solo llevaba 6 meses de relación. Kristal explica que su embarazo fue de lo más normal, no presentó síntomas molestos como náuseas o vómito. Eso sí, tenía mucho sueño. 

Para el 6 de abril, la pareja descubrió que esperaban un varón al romper una piñata llena de confeti y globos azules. Sin embargo, la alegría se vería opacada semanas después, justo mientras Kristal comía una hamburguesa sintió un fuerte dolor, se quedó dormida y como era domingo, espero el lunes por la mañana para llamar al médico. 

Kristal estaba muy preocupada, pues, apenas tenía 21 semanas, pero le dijeron que todo estaba normal. La futura madre entró en colapso, no podía dejar de llorar y la preocupación de que su bebé estaba en peligro, le carcomía el pecho. Al llegar a emergencia le dijeron: 

¨Me dijo que las membranas de la bolsa de agua sobresalían y que ya estaba goteando agua (técnicamente ya en trabajo de parto, el dolor que estaba experimentando eran contracciones), el agua que Ian necesitaba para sobrevivir estaba saliendo. Dijo que mi cuello uterino se había abierto y la placenta había entrado en contacto con el canal vaginal causando una infección¨, explicó.

DOCTOR TIRÓ AL BEBÉ 

Kristal, dejó que su cuerpo hiciera lo que tenía que hacer, ya no había marcha atrás. Los gritos desgarradores de la madre hacían eco en los pasillos del hospital, lo último que recuerda es a su madre y su novio tomándola de la mano, luego vio luces y la gente le decía: ¡puja! 

Lo que no imaginó la madre es el momento doloroso que viviría, pues el médico sacó tan rápidamente al bebé Ian, que lo dejó caer y le dijo: 

‘Está bien, eres joven, tendrás más, TÚ estás bien’. 

Kristal no podía creer que le estuvieran diciendo eso, acababa de perder a su hijo. 

‘Mi madre dijo que sentía que iba a tirarlo con toda la basura, la forma en que el OB manejó a Ian. Como Ian era tan pequeño, se deslizó y no pudieron atraparlo’. 

Cuando Ian fue puesto en mis brazos, estaba enamorada, él era perfecto. Se parecía a su papá. Tenía la nariz y los labios más lindos. Su cuerpo era largo y delgado como su padre. Nació a las 11:40 y pesaba 10 onzas. Después de que nació, a mi familia se le permitió entrar a la habitación. Estaba en estado de shock, entraba y salía de llorar. Todo lo que quería hacer era abrazar a mi bebé. Cuando todos dijeron sus buenas noches, finalmente recibí una llamada de mi OB. Ella dijo sus condolencias.

«Lo siento mucho, nunca predije esto», dijo.

 Mi mayor arrepentimiento ahora es no tomar suficientes fotos, disfruté el tiempo que pasé con él, lo abracé, lo besé, le toqué la carita y las mejillas, olvidé tomar más fotos.

Mientras empacábamos nuestras cosas, la pequeña canción sonaba cada vez que nacía un bebé y mi corazón se rompía de nuevo porque sabía que esas personas se irían a casa con sus recién nacidos, y yo no.