El delfín del río Amazonas (Inia geoffrensis), conocido como delfín rosado, acaba de entrar a la categoría de especies En Peligro, solo un peldaño por debajo del riesgo de extinción, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Su reingreso a la lista roja, después de una década de aparecer como una especie con información insuficiente, ha sido un proceso de varios años durante los cuales los especialistas en la materia discutieron sobre la necesidad de que sea incluido nuevamente en la relación de animales amenazados por los riesgos que enfrenta.
De acuerdo con la IUCN, las amenazas que enfrenta el delfín rosado incluyen la captura incidental en la pesca, la matanza de los especímenes para ser usados como cebo para algunos peces, la construcción de represas en los ríos y la contaminación ambiental por químicos y metales pesados.
Además, de a cuerdo con el director de la Fundación Omacha, Fernando Trujillo, otra especie que habita en los ríos de la Amazonía, (Sotalia fluviatilis), tiene altas posibilidades de correr la misma suerte.
“Es muy probable que el delfín gris entre en la lista directamente como En Peligro”, comentó Trujillo.
Han sido varias las investigaciones consideradas por la IUCN para evaluar la situación de esta especie, así como del delfín gris, explica Trujillo. Dos de ellas —dice el experto— fueron estudios que duraron más de una década.
“En las zonas investigadas de ambos países, la cantidad de delfines se está reduciendo a una tasa preocupante. Sumado a ello, están las amenazas que se han incrementado, tanto en la cuenca del Amazonas como del Orinoco. Y no parece que fueran a desaparecer”.
La presencia de mercurio en delfines y otras especies de los ríos amazónicos es una preocupación para los científicos. Una investigación para demostrar cómo esta sustancia se propaga de manera sucesiva en los diferentes eslabones de la cadena trófica se realizó en las cuencas del Amazonas y del Orinoco, en cuatro países: Colombia, Perú, Bolivia y Brasil.
El resultado demostró que, de los 60 animales analizados, el 39 % presentaba niveles de mercurio por encima de los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud. En este caso se consideraron los estándares máximos para las personas, pues no existen referencias para los animales.
No se trata del único estudio que demuestra la presencia de esta sustancia en la fauna silvestre. Carrizosa menciona que también se han hecho investigaciones en bagres y otros peces. “Es un problema silencioso, que no es evidente como la deforestación, pero con los mismos niveles de importancia”.