Lo que hay detrás de la comida en los aviones

¿Pasta o pollo? Sí, ni hace falta que la azafata lo pregunte. Los pasajeros ya saben cuál será el menú incluso antes de subir al avión. Pero detrás de estos platos recurrentes en pleno vuelo se esconde un mundo gastronómico cuidado hasta el detalle, donde todo tiene su razón de ser, incluso la pasta y el pollo.LaNacion.com.ar

Thijs Visser, responsable de alimentos y bebidas para las Américas de la aerolínea KLM (la persona que elige lo que comerán los pasajeros), viajó a Buenos Aires desde Holanda y contó un poco más de los secretos de la comida de a bordo.

Por ejemplo, en los vuelos de KLM erradicaron de las cabinas los maníes: “No son recomendables porque pueden generar alergia cuando se los come en el aire. Tampoco servimos pescado crudo por el mismo motivo”, explica.

Los chefs también tienen que lidiar con la altura: aunque parezca un dato menor, a 10.000 metros se tiene una percepción diferente de los alimentos que saben distinto que en tierra. Por ejemplo, los platos tienen que estar mucho más condimentados, porque se pierden los sabores.

Algunos platos abajo son riquísimos y en el aire no, como los fritos, que quedan feos recalentados.

“En KLM tratamos de elegir productos locales y de estación para asegurar la mejor calidad. El menú de Económica se cambia dos veces por año y el de Ejecutiva, cuatro. Además, los alimentos no tienen que ser propensos a generar bacterias, deben ser de fácil conservación, saludables para los pasajeros y que se digieran rápidamente”.

Por ejemplo, en las rutas desde África evitan algunos condimentos por razones sanitarias.

¿Y por qué siempre pasta o pollo en la clase Económica?

La respuesta es lógica: “Puede haber hasta 30 nacionalidades a bordo y tenemos que ofrecer un producto que sea del gusto de la mayoría y además que cierren los costos operativos. El pollo y la pasta son las mejores alternativas. La pasta también es una buena opción vegetariana, nunca lleva carne”.

Sin embargo, la ruta a Buenos Aires es la excepción. La aerolínea de bandera holandesa que el miércoles último cumplió 96 años, ofrece carne, para estar más cerca del pedido de los pasajeros en las salidas desde Ezeiza. “En la Argentina podemos hacer frente a los costos y servir un buen bife. También hacemos platos con Malbec. Incluso vamos a probar con el cordero para la clase Ejecutiva, pero las otras rutas siguen con pollo”.

Otro de los desafíos de KLM es conseguir snacks saludables e intentar salir de los dulces y los helados, aunque se ofrecen las dos alternativas.

La responsabilidad social empresaria también llega a los menús: “Tratamos de utilizar sólo productos cuya producción cause el menor efecto negativo posible. Nunca encontrarán platos con atún o bacalao porque se pesca en exceso. Tampoco camarones, porque su cultivo destruye los manglares. Utilizamos diferentes pescados sustentables que varían según cada región”.

Aunque la pasta o el pollo estén riquísmos y el menú sea abundante, más aún si se viaja en Business, con varios platos y postres para elegir, la recomendación es comer lo menos posible, y sobre todo, restringir el alcohol para tener un vuelo placentero.

ENTRETENIMIENTO DE A BORDO

Chinos compulsivos. Según un estudio de Global Blue, operador de Tax Free, los pasajeros del gigante asiático son adictos a las compras: gastan en promedio mil euros cuando visitan una tienda en España.

El llanto japonés. Un hotel de Tokio ofrece habitaciones diseñadas para que las mujeres puedan llorar con la ayuda de películas y libros lacrimógenos. En un país donde expresar los sentimientos es tabú, el hotel propone aliviar las penas a través del llanto.

El resort de la marihuana. Masajes de cannabis, área para fumar comunal y alimentos con este ingrediente son algunas de las amenidades que ofrecerá un hotel de la tribu de los Santee Sioux que abrirá en Dakota del Sur.