Incluso el chef dice que ha comido mejores hamburguesas por €16 euros, no de dos mil dólares (su precio).
Diego Buik es el chef ejecutivo del restaurante South of Houston en la Haya. Es el Burger King no oficial de Holanda. En 2015, ganó un premio por crear la mejor hamburguesa en la ciudad de Rotterdam y se hizo un tatuaje de hamburguesa en el antebrazo. Según sus compañeros, no tiene sangre en las venas, sino ketchup.
En su antiguo trabajo, Buik vendió 15.000 hamburguesas en seis meses. Para celebrar, organizó un evento preparando 100 hamburguesas de edición limitada y juró que nunca volvería a hacer la misma hamburguesa dos veces. Para el Día Internacional de la Hamburguesa, Buik quiso intentar nuevamente algo especial, pero no estaba interesado en hacer otro gran banquete. Prefirió luchar por un lugar en el Libro de Récords Guinness. De manera que, en la ciudad de Zaandam, creó la hamburguesa más cara del mundo. Su creación alcanzó el precio de €2.000 euros, el equivalente al precio de unas 1.124 hamburguesas de McDonald’s (dependiendo de la sucursal mundial). Solo para comprar.
Visité a Buik mientras preparaba el platillo especial para ver si se trataba de un truco comercial o si los ingredientes súpercaros pueden, de hecho, mejorar el sabor de una hamburguesa.
Cuando llegué al restaurante, encontré a Buik pintando un bollo brioche con oro líquido. En la mesa junto a él, había una trufa del tamaño de mi puño.
—¿Puedes decirme los ingredientes que lleva tu hamburguesa de 2,000 euros?
—Es un bollo brioche de azafrán cubierto con una capa de oro líquido. El bollo por sí solo cuesta €120 euros, la salsa €90 euros por botella, la lechuga francesa cuesta €15 euros cada brote y este es el más caro que pude encontrar. Va acompañada de un jitomate japonés que compré por €80 euros el kilogramo y la mezcla de carne —una combinación de waygu japonesa madurada en seco y angus negra— valorada en €645 euros el kilo. El disco de carne pesa 200 gramos. El foie gras cuesta €90 euros el kilo, la langosta proveniente del río Oosterschelde —inyectada con ginebra Hermit, bebida elaborada con agua del mismo río—vale €40 euros el kilogramo; y, por último, el jamón ibérico tiene un valor de €160 euros el kilo.
Además, le agregué trufas que se venden hasta por €695 euros por kilo y 30 gramos exactos de caviar. Todos los ingredientes combinados cuestan casi €1.000 euros y eso sin siquiera hacerles nada. De manera que al final, la hamburguesa termina costando alrededor de €2.000 euros.
¡Impresionante! ¿Qué tipo de salsa le pondrás?
Le pedí a (la marca de condimentos) Saus Guru que creara algo especial y exclusivo. No conozco la receta exacta, pero es una reducción de 35 langostas, café Jamaican Blue Mountain, vainilla de Madagascar, azafrán y salsa de soja japonesa.
—¿Cuánto tardaste en crear la receta?
—Fue bastante rápido. Mi novio piensa que no debería decirlo —según él, debería inventar grandes historias alrededor de mis recetas—, pero por lo regular creo mis platillos los domingos por la mañana mientras estoy descansando en el sillón.
El Libro de Récords Guinness requería una hamburguesa que costara por lo menos €2.000 euros. Teniendo esto en cuenta, comencé a investigar los ingredientes. Por ejemplo, la langosta del río Oosterschelde es muy exclusiva, porque no puede encontrarse fuera de Holanda. Y la carne de wagyu es especial, porque está madurada en seco (durante un largo período de tiempo).
—¿La capa de oro líquido le añade sabor a la hamburguesa?
—No, no sabe a nada. Solo la agregué por el efecto visual y para alcanzar el ridículo precio.
—¿Una hamburguesa más cara es automáticamente más deliciosa?
—No, no si solo compras los ingredientes más caros del mundo y los apilas uno sobre otro. Debes asegurarte de que la hamburguesa esté balanceada al combinar los ingredientes correctos. En este caso, es justo lo que va a suceder. Todos los ingredientes maridan perfectamente unos con otros.
La langosta y la res son famosas por hacer buena combinación en platillos mar y tierra; el sabor salado del jamón serrano complementa al caviar; el caviar acompaña también la langosta; el jamón serrano tiene un sabor a nueces que se ajusta perfecto a la trufa; por último, ya que la langosta está inyectada con ginebra, ofrece una sensación de frescura.
—¿Aparecerá esta hamburguesa monstruosa en algún menú, o solo la vas a preparar una vez?
—Estoy abierto (a volver a preparar una). Si alguien quiere comerla, estaré contento de hacerla. Pero debes decirme con bastante anticipación, porque requiere mucho tiempo.
—¿Esta sería la hamburguesa más deliciosa que has probado?
—No, aunque es deliciosa, Byron en Londres me sirvió la mejor hamburguesa que he comido: una hamburguesa de res con bollo brioche, tocino seco, salsa de la casa, jitomate, cebolla roja y cheddar añejo. Me costó unas 14 libras.
—¿Pagarías dos mil (euros) por una hamburguesa?
—No, nunca. Para ser honestos, entre más sencilla sea una hamburguesa, mejor siempre y cuando el pan sea bueno, la carne de calidad y la salsa deliciosa. Solo creé esta hamburguesa porque sería divertido tener un récord Guinness como este. ¡Y lo logré!
La hamburguesa que Buik hizo es enorme, tanto en tamaño como en precio, así que desafortunadamente no pude comer la creación original. Por suerte, preparó una versión de prueba: una hamburguesa dorada en miniatura, no exactamente la misma, pero con todos los ingredientes que, bajo circunstancias normales, nunca podría pagar.
Cerré los ojos mientras mordía el pan brioche, espolvoreado con oro. El suave foie gras y la dulce langosta maridaban perfecto con el jamón serrano salado y el caviar. La carne era de otro nivel y, por € 645 euros por kilo, así tenía que ser. En cuanto engullí el último bocado, deseé haber comido más lentamente. Es una locura pensar en la cantidad de dinero que puedes comer en cuestión de minutos. Si lo veo así, prefiero comer esas 1.124 hamburguesas en McDonald’s. Me durarían mucho más tiempo.