Las mentiras de tus padres que influenciaron tu personalidad

Seguramente te tocó digerir la historia de la cigüeña cuando les preguntaste a tus padres de dónde venían los bebés. O te creíste ese cuento de “nada más es un piquetito” cuanto tuvieron que vacunarte. Todo era mentira.

Está demostrado que los padres mienten a sus hijos más de lo que imaginan. E incluso aquellas “mentiras blancas” de todos los días pueden cambiar para siempre la vida de un niño. Échale un vistazo a las consecuencias de las mentiras de tus padres y cómo moldearon tu carácter en la adultez.

1 – “La abuela se fue a vivir al cielo”.

Algunos padres son tan creativos como mal informados. Estas historias no hacen más que crear falsas expectativas y temores innecesarios. Es frecuente que los adultos tengamos dificultad para hacer frente a la muerte de un ser querido y terminamos asumiendo que los hijos no podrán soportar este dolor. Y entonces, en lugar de decirles lo que sucedió de una forma clara y objetiva, intentamos no lastimarlos con historias fantásticas. “Está en un sueño profundo”, “Partió a un largo viaje”, “Se convirtió en una estrella”. Y la verdad es que esto está mal.

Cuando un niño termina recibiendo respuestas que no satisfacen sus dudas, lógicamente buscará respuestas por su cuenta – y generalmente estas serán erróneas. Lo peor es que estas conclusiones solo hacen que sus miedos, fantasías y culpas sean mucho más dolorosas de lo que son en realidad. Esos intentos por equiparar la muerte con un sueño pueden resultar realmente desastrosos sembrando en el niño el temor a dormir y nunca más despertar. Decirle que “se fue de viaje” crea una falsa expectativa de que en cualquier momento regresará. Entonces, ¿qué hacer? Lo ideal es que los padres no tomen una decisión en lugar del niño y que tampoco le den más explicaciones que aquellas que está solicitando. Vivir las pérdidas, hacer frente a la adversidad y superar las frustraciones son partes del desarrollo de cualquier ser humano.

2 – “Te pego por tu bien”.

El único provecho que puede sacarse de un castigo corporal es la obediencia inmediata. En el futuro, esto se convertirá en una carga que el propio hijo tendrá que soportar. ¿Un cinturón es el mejor maestro? No desde el punto de vista de la ciencia. Los estudios han demostrado que los castigos físicos no están destinados a enseñar aquello que está bien o mal – es decir, a sembrar valores morales en el niño. En realidad, sucede todo lo contrario.

Cuando los padres castigadores se ausentan, los niños suelen ignorar las reglas. Cuando están presentes, mienten. Por otro lado, los golpes pueden crear problemas inmediatos y futuros. Incluso a la temprana edad de 2 años, los niños que son víctimas de castigo físico tienden a evitar a sus tutores. También se muestran más agresivos. Y, en el futuro, muestran mayores tendencias a infligir la ley, obtener malos resultados en la escuela y presentar trastornos mentales.

3 – “Te trajo la cigüeña de Paris”.

Es irónico, pero entre menos informado esté un niño sobre sexualidad, más precoz y descuidada será su iniciación sexual – todo un riesgo. Las primeras preguntas invariablemente desembocan en la fase de los “por qué”, aproximadamente a los tres años: cosas como el motivo de la diferencia anatómica entre niños y niñas o entre el cuerpo de ellos y de sus primos mayores – y, evidentemente, de dónde vienen los bebés. Aquí no queda más que ser honesto, respondiendo de forma clara, directa y precisa a medida que las preguntas vayan saliendo. Claro, se requiere hacer algunas adaptaciones a las respuestas según la edad del niño.

Si recurrimos a una alternativa lúdica, o más próxima a la realidad del niño podemos agilizar el dialogo. Por ejemplo, muchas parejas suelen explicar que el padre sembró una semilla en el vientre de la madre – lo que de ninguna forma es mentira. Y no hay por qué tener temor a responder. Un dialogo sincero y abierto sobre reproducción sexual no estimulará a los hijos para que tengan sexo prematuramente, sino todo lo contrario.

Una investigación de 2005 ejecutada por la Universidad de Montreal con 1171 adolescentes entre los 14 y 17 años descubrió que un 45% afirmaba obtener información sobre el sexo con sus padres, y un 32% con los amigos. Entre los que mantenían el dialogo abierto con sus padres, un 18% tenía actividad sexual. Pero este número se elevaba a un 37% en el grupo de los que no tocaban el tema con sus padres. En conclusión, cuanto más informado esté un niño, mejor será su elección en el momento indicado. Y cuanto menos informado, más prematura y descuidada será su iniciación sexual.

3 – “El dibujo te quedó hermoso”.

Los elogios desmedidos resultan tan perjudiciales como la crítica constante. El niño vuelve de la escuela y, todo seguro de sí mismo, muestra a sus padres un dibujo que hizo en clase. ¿Cómo reaccionar ante un garabato tan indescifrable? En un primer momento, el padre o la madre pueden valorizar el trabajo del pequeño, pero es importante que en el futuro le hagan algunas correcciones y lo motiven a mejorar en lugar de simplemente elogiarlo.

Decirle que el dibujo (el recital, la obra o el partido) no fue tan bueno como podría no representa un perjuicio a la autoestima. En realidad ayuda en el desarrollo del sentido crítico – y lo incentiva a progresar siempre. Los elogios desmedidos pueden resultar tan perjudiciales para el desarrollo de un niño como la crítica sistemática, pues les impiden ver la realidad y pueden conducirlos a la dejadez.

Fuente: http://marcianosmx.com