La obsesión por la ‘egofotografía’ no tiene límites. Funerales, cirugías a corazón abierto, accidentes y campos de concentración no tienen la gravedad suficiente paracensurar la vanidad contemporánea


La obsesión por la ‘egofotografía’ no tiene límites. Funerales, cirugías a corazón abierto, accidentes y campos de concentración no tienen la gravedad suficiente paracensurar la vanidad contemporánea
