Si bien es cierto que pocas cosas son más certeras en la vida que el día de nuestra muerte, esta fecha genera demasiada controversia entre aquellas personas que suelen pensar con frecuencia en este momento y temen tanto a la manera en que ocurra como al dolor que pueda generar.
Este miedo a ese instante inevitable ha acompañado al ser humano desde los inicios de su existencia, pero por más que las personas se preparen para este acontecimiento, quizá nunca llegan a estar del todo preparados para cuando suceda. Y una de las preguntas más frecuentes entre las personas suele ser acerca de las peores maneras de morir.
En este contexto la ciencia se ha encargado de investigar y dar respuesta a este cuestionamiento, gracias a estudios liderados por destacados científicos quienes han indagado acerca de cuáles son las peores formas de morir. En donde se ha considerado desde la duración y hasta el dolor físico que provocaría en aquella persona que la experimente.
Las 3 peores maneras de morir
A lo largo de la historia se han analizado desde muertes muy comunes hasta casos excepcionales, para encontrar una respuesta a esta interrogante. El doctor Paul Doherty, científico sénior del museo Exploratorium de San Francisco, y Cody Cassidy, escritora independiente, pasaron los últimos años investigando sobre las peores formas de morir y determinaron cuáles son las tres principales:
1) Morir de hambre: Aunque pocos lo crean, esta manera de morir es de las más lentas que puede haber, ya que de acuerdo algunos expertos en este tema, cuando una persona se muere de hambre, el cuerpo se comienza a atacar a sí mismo para poder sobrevivir.
Es decir, empieza a recurrir a la grasa del hígado y los tejidos grasos para lograr sobrevivir; una vez que se supere esta etapa, el cuerpo seguirá buscando proteínas, pero ahora en los músculos. Si para este momento la persona sigue viva, su sistema inmunológico comenzará a fallar.
Esto provocará que su pulso, la presión arterial y la temperatura corporal comiencen a descender a gran velocidad, lo que conducirá a la etapa final, que es cuando se consume el corazón y la persona muere instantáneamente debido a un paro cardíaco.
2) En un ascensor que cae: Quizá muy pocos se hayan puesto a pensar sobre esta forma de morir, ya que parecería ser muy poco común; de acuerdo con un reconocido productor de ascensores, si se llega a estar en esta situación, la manera para intentar sobrevivir a una caída de un ascensor que se se desploma es acostarse boca arriba.
Además se tiene que cubrir el rostro con las manos, todo esto con el objetivo que las costillas amortigüen el impacto de la caída y las manos ayuden a proteger el rostro. Pero aclara que vivir una experiencia de este tipo debe ser aterrador, debido a la rapidez con la que ocurre.
Según los datos aportados por la ciencia con respecto a este tipo de muertes, tras el efecto de la dura caída, los órganos intentarían salir del cuerpo, además que las extremidades podrían romperse hacia los lados. Una muerte fatal.
3) Quemado vivo: Aunque los científicos aclarar que morir debido al fuego puede considerarse un deceso rápido, aclaran que es una muerte muy dolorosa, ya que una vez que el cuerpo esté en contacto con el fuego, éste se demora tan solo 10 segundos en consumir todo el vello corporal y enseguida gran parte de la piel humana.
Una vez que ha ocurrido esto, los globos oculares se saldrán de sus cuencas y las terminaciones nerviosas se empezarán a consumir, motivo por el cual es una muerte tan dolorosa. Llegados a este punto, la víctima se puede desangrar hasta morir, asfixiarse o morir de shock y el dolor provocados.
por El Heraldo
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