Aunque generalmente se piensa lo contrario, tener loros en casa no es una tarea sencilla. Son animales salvajes que hemos criado en cautividad y, por desgracia, con el paso de los años no les hemos dado los cuidados necesarios y que necesitan para vivir una vida plena y feliz.
Por suerte, esto es algo que está cambiando durante esta última década, en la cual poco a poco los dueños de estos animales van informándose más y proporcionando a estas aves los cuidados y estímulos que necesitan. Pero, ¿lo hacemos de forma correcta?
«Las personas con psitácidas en casa intentan ofrecerles un entorno más interactivo, con más zonas de juego y exploración, pero la mayoría de estos animales no están acostumbrados a estos cambios, por lo que les causa rechazo. Esto tiene su origen en la neofobia», detalla Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas (conocidas comúnmente como loros) que viven en condiciones de cautividad, así como contribuir a la conservación de aquellas que hacen lo propio en vida silvestre.
La neofobia, un instinto de supervivencia
La neofobia se define como «un miedo o rechazo a cualquier estímulo novedoso o poco familiar para el animal», tal y como explica Valls. «Se entiende como un trastorno de comportamiento raro que solo ocurre cuando tenemos estas aves en cautividad, pero en realidad estos animales tienen neofobia por naturaleza», añade.
«En libertad, un loro vive rodeado de peligros, desde los depredadores y hasta los alimentos que son tóxicos para ellos. Cuando nacen, aprenden todo de sus padres o su grupo, se fijan unos de otros y van imitando los comportamientos y, con ello, aprenden qué es peligroso para ellos y que no», detalla el experto en psitácidas.
De esta forma, en las últimas etapas de su socialización, cuando ya van a ser independientes, empiezan a desarrollar esa neofobia como medida de seguridad, tal y como indica Valls. «Es un instinto de supervivencia, ese rechazo a lo nuevo les ayuda a tener una mayor probabilidad de supervivencia», aclara.
Cuando se tienen estas aves en cautividad, sobre todo si están solas, es importante enriquecer su ambiente y ayudarlas a consumir su tiempo, pero hay que tener en cuenta la neofobia innata que va con ellas. «Habituar progresivamente a ese animal a cada nuevo estímulo es primordial», comenta Roger.
«Si exponemos a ese animal a estímulos novedosos debemos intentar que éstos no sean muy impactantes y que lo hagamos de forma progresiva. Así, poco a poco el animal será capaz de lidiar mejor con esas novedades y se acostumbrará a tener un entorno dinámico», añade el cofundador de Avetropic.
Si se tienen aves psitácidas desde muy pequeñas, se puede aprovechar para acostumbrarlas a los estímulos nuevos, siempre haciéndolo de forma controlada y no de manera brusca, tal y como hemos explicado. «Si les acostumbramos a pequeños cambios en el día a día, cuando desarrolle la neofobia ésta será mucho más leve», asegura Valls.
El experto en psitácidas insiste en que hay que trabajar mucho en esto ya que exponer a los loros a grandes cantidades de estrés provocadas por el miedo a los nuevos estímulos, ya sean juguetes, un perchero nuevo o cualquier otra novedad, podría acarrear muchos problemas de salud para el animal.
«Puede ser muy peligroso porque pueden dejar de comer o beber, si no se atreven a acercarse al comedero o bebedero, por ejemplo. Además, este tipo de situaciones pueden desencadenar en una inmunodepresión que puede llegar a ocasionar la muerte del loro», concluye.
Por 20minutos.es
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