La historia es tan intrincada, que parece increíble. Una chica británica terminó condenada por abusar sexualmente de una amiga… a la que le hizo creer que era un hombre.
La insólita noticia tiene como protagonista a Gayle Newland, una bella joven de 25 años. Durante dos años, Gayle se hizo pasar por un hombre para así poder acostarse con una amiga suya, también de 25 años, de la que no trascendió el nombre. Ayer, la Justicia británica la declaró culpable de abuso sexual.
Todo comenzó cuando Newland se convirtió en Kye Fortune para poder engañar a su víctima mandándole una solicitud de amistad en Facebook. La pareja comenzó a comunicarse y conocerse a través de la red social y conversaciones telefónicas desde 2011 hasta 2013. El maquiavélico plan orquestado por Newland consistió en fingir que su álter ego masculino padecía un tumor cerebral cuyo tratamiento le había producido unas desagradables cicatrices en el rostro, motivo por el cual no quería conocer físicamente a la mujer con la que llevaba casi dos años manteniendo un relación telefónica.
Finalmente, la pareja acordó mantener un especial encuentro sexual en febrero de 2013. Kye convenció a su ciber-pareja para que acudiera a un hotel en Chester con la innegociable condición de que ésta llevara los ojos tapados para no poder verle. Al parecer, le aseguró que le daba vergüenza.
Así llego el día del primer encuentro sexual de esta peculiar pareja. Kye esperó en el baño de la habitación hasta que la víctima de esta treta se hubiera colocado una cinta en los ojos, momento en el que consumaron un coito a ciegas.
La experiencia fue satisfactoria y decidieron continuar con estas citas a ciegas hasta que en junio de 2013 la víctima descubrió que su novio era en realidad su amiga Gayle. En un momento de su último encuentro, decidió quitarse la venda de los ojos: su sorpresa fue mayúscula al descubrir que durante dos meses se había estado acostando a ciegas con su amiga, que utilizaba una prótesis de un pene para mantener las relaciones sexuales. Y denunció a Newland en la Policía.
Admitió que usaba un nombre masculino para chatear con mujeres online, porque no se sentía cómoda con ser lesbiana y encontró que esa manera era más fácil de acercarse a otras chicas. Pero negó haber abusado de su amiga y dijo que siempre supo que ella estaba simulando ser un hombre en una especie de juego de rol. La pareja, contó, tuvo relaciones sexuales unas 10 veces hasta que la joven se quitó la venda y vio a su amiga con una prótesis peneana, sus pechos comprimidos por vendas, y su largo cabello cubierto por un sombrero.
El jurado de 8 mujeres y 4 hombres tuvo que decidir quién de las dos decía la verdad, y condenó a Newland por tres cargos de abuso sexual. Ahora, deberá establecerse la sentencia, que puede llevar a la joven a la cárcel. A su amiga, ya la perdió hace tiempo.
(El Clarín-Arg)