Probablemente, mientras lees este artículo estás consumiendo plástico sin saberlo.
Así es, el mar no es el único amenazado por el plástico, el cuerpo humano también corre riesgo de estar infestado de este material.
Ocho millones de toneladas de plástico terminan en el océano cada año. Éste se descompone en pequeños trozos llamados microplásticos y son tan diminutos que fácilmente se «pegan» en nuestra cadena alimenticia.
De acuerdo con un informe de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, en promedio las personas podrían estar ingiriendo 5 gramos de plástico cada semana, lo cual es equivalente a una tarjeta de crédito. En un futuro no muy lejano, esta cantidad puede aumentar hasta tener la misma proporción que una pluma e incluso más.
que los microplásticos pueden terminar en el sistema digestivo y en el torrente sanguíneo de los humanos, gracias a la cadena alimenticia y la contaminación que existe en el ambiente.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los microplásticos se clasifican en primarios y secundarios, dependiendo de dónde provengan.
Los primarios son aquellos que se fabrican con cierto tamaño (como granulados, polvos y abrasivos) y que se utilizan en productos de cuidado personal, así como en textiles.
En cuanto a los secundarios, estos abarcan las partículas que provienen de la degradación de grandes plásticos como bolsas y botellas.
Después de analizar más de 50 estudios acerca de la presencia de partículas de plástico en alimentos, los científicos de la Universidad de Newcastle encontraron que las personas consumen 100,000 piezas pequeñas de plástico, es decir, alrededor de 250 gramos al año.
¿Cómo llega el microplástico al organismo?
La WWF informó que la mayor fuente de donde proviene esta ingesta de plástico es a través del agua, ya sea embotellada o del grifo.
En cuanto a los alimentos estudiados, los niveles más altos de plástico lo registraron los mariscos, la cerveza y la sal. Aún falta por estudiar otros alimentos como la leche, el arroz, el trigo, el maíz y el pan.
Los humanos están consumiendo aproximadamente 5 gramos por semana de microplásticos, originados por la degradación de plástico en grandes cantidades o pequeñas partículas liberadas al medio ambiente.
Los efectos que tiene la ingesta de microplásticos en la salud humana aún no se han estudiado y se desconocen los impactos sobre la salud que puedan tener.
Frenar la crisis plástica
Marco Lambertini, Director General Internacional de WWF, considera que es importante alzar la voz hacia los gobiernos. Si no queremos plástico dentro de los organismos, es fundamental detener los millones de toneladas de plástico que continúan filtrándose a la naturaleza cada año.
Para poder frenar la crisis plástica son necesarias medidas urgentes a nivel gubernamental, empresarial y de parte de los consumidores. El Fondo Mundial de la Naturaleza considera que:
«La fuga de plástico en el medio ambiente y la cadena alimentaria se ha encontrado con una respuesta global inadecuada por parte de los gobiernos, que deben desempeñar un papel clave en la transformación del sistema plástico global para abordar la contaminación por plástico».
El consumir microplástico es sólo una pequeña parte de la crisis de plásticos que los humanos hemos provocado. La contaminación plástica es una gran amenaza para la vida silvestre, como las redes de pesca desechadas, popotes y botellas, pañales y toallas sanitarias que cubren las playas y manglares, así lo indican los investigadores de la Universidad de Newcastle. reseña vix