Melania Knauss, de 45 años y 24 menos que su marido Donald Trump, es una ex modelo eslovena de 1,80 de estatura que estudió arquitectura y habla cuatro idiomas.
Carl Sferrazza Anthony, autor del libro America’s Most Influential First Ladies, apunta a que gracias a su origen, “potencialmente podría darle atención a los problemas de los inmigrantes. Por ahora se sabe que ha asesorado a Trump para que baje el tono de sus ataques personales y que lo ha instado a no ceder en el cuestionamiento del lugar de nacimiento de Obama”.
Hace unos años, cuando el magnate de bienes raíces empezó a fantasear con la presidencia, ella manifestó que como posible compañera de un mandatario tendría un rol “muy tradicional, a lo Betty Ford o Jackie Kennedy”. De hecho, con esta última la han comparado en razón de su sofisticación: en su boda en 2005, lució un vestido de novia de la casa Dior de 200.000 dólares. “Es muy importante conocer a la persona con la que uno está. Y cada uno cumple sus roles. No espero que Donald cambie pañales o ponga a Barron en la cama”,comentó cuando se estrenó como madre. La devota señora Trump ha declarado que lo ama, tal y como es, sin excluir su extraño pelo.
Melania Knauss
En realidad, Melania estaría lejos de ser “tradicional”: sería la primera Primera Dama de Estados Unidos oriunda de una nación comunista; también la primera en ser la tercera esposa de un mandatario, y la primera en haber posado desnuda, como lo hizo para la edición británica de la revista GQ.
Pese a que se jacta de mantener un bajo perfil para no robarle el show al empresario, en una entrevista reveló que tenían un sexo increíble al menos una vez al día. De ser cierto, y de llegar a la Casa Blanca, esta actividad sería una tarea más del ejecutivo. La austeridad no es una característica que la defina. Su Twitter parece un catálogo de marcas de lujo, cuyo escenario son campos de golf, su villa vacacional en Palm Beach o su penthouse ubicado en el piso 66 de la mítica Trump Tower de Manhattan, en la que casi todo lo que brilla sí es oro. Además es una exitosa mujer de negocios que creó sus propias líneas de joyas y productos de belleza, en la que sobresale una crema humectante a base de caviar.
Ivana Trump
Hasta Ivana, la ex mujer y la madre de los tres hijos mayores (también ex modelo criada en la Europa comunista) de Trump ha hablado a su favor, sin rencor por un pasado en el que la dejó por una amante: “Es un gran negociador y eso es lo que necesitamos. Estados Unidos está en un hoyo profundo, otros países no nos respetan pero ven coraje cuando Donald habla sin pelos en la lengua”.
Ivanka Trump
Si de mujeres llamativas se trata, la mejor ficha del candidato sería su hija Ivanka, quien fue modelo en su adolescencia, se graduó Summa Cum Laude de la Wharton School of Business, alma mater de su padre, de quien heredó la habilidad empresarial.
A sus 34 años, es una de las cabezas de la organización Trump, creó una compañía de accesorios y fragancias que lleva su nombre y el tiempo le ha alcanzado para ser esposa (está casada con Jared Kushner, otro joven magnate del negocio de bienes raíces), mamá y feminista, pues dirige una campaña para empoderar a las mujeres trabajadoras.
Y mientras a su madrastra hay quienes prematuramente la han llamado “la próxima Jackie Kennedy”, a Ivanka la han comparado con la socialité Paris Hilton, algo que la ofende. “Si quisiera ser una chica fiestera no estaría en condiciones de pagar mi estilo de vida”. Es enfática en que no encaja en el perfil de estrella de la farándula y cuenta que desde niña aprendió que si quería una bicicleta tenía que trabajar para obtenerla.
Ivanka Trump
Ivanka le habría aconsejado a su padre salir con la frase: “Yo valoro a las mujeres, quiero ayudarlas”, para desestimar su prontuario verbal. “Son muchas las que han salido a defenderlo, a aclarar que más bien es un incomprendido, que simplemente es su forma de ser. No obstante, estoy convencido de que el discurso de Trump es muy calculado”, opinó a esta revista el profesor Eduardo Gamarra, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Florida International University. “Quiere presentarse como un líder que cuestiona el exceso de tacto a la hora de hablar: ‘¿Por qué no puede decirse negro sino afroamericano?, ¿Por qué es pecado contar un chiste sexista o burlarse de los gays?’. Muchos conservadores creen que tanta sensibilidad es un autoritarismo de la izquierda y él espera demostrar que es un verdadero republicano”.
Marla Maples
La actriz Marla Maples, la amante que se convirtió en la segunda esposa y la cónyuge que terminó siendo la segunda ex, ha dejado saber que todavía lo ama.
por msn.com en noticiasaldiayalahora.co