En el Museo de los Niños sigue prohibido no tocar

La institución cumplirá 33 años el 7 de agosto. El objetivo con la que fue creada se mantiene: involucrar a los padres, docentes y niños en una experiencia interactiva de aprendizaje. Sin embargo, ahora depende netamente de la taquilla

Una rampa de gran tamaño sirve de conexión entre los dos edificios. De un lado la experiencia está marcada por la luz, que domina los tres pisos de un imponente cubo de cristal que difícilmente pasa inadvertido.

 

El escenario cambia del lado interno, determinado por el concepto de la cámara oscura, que afina la concentración de los espectadores en los cuatro pisos colmados de información científica.

 

El Museo de los Niños se prepara en estos días para su mejor época del año. La llegada de la temporada vacacional es digna de una gran celebración, porque reporta el mayor número de visitantes en sus instalaciones. Representa también un importante impulso de la taquilla, su principal fuente de financiamiento en los últimos tres años.

 

“En este museo nadie te llevará de la mano. El recorrido es completamente libre. Los niños se mueven según los intereses que tengan. Aquí la interacción con todas las exhibiciones es fundamental”, indica Darwin Sánchez, jefe del área de educación del museo.

 

El 7 de agosto la institución cumplirá 33 años, una trayectoria que ha estado marcada por un sube y baja de emociones. Su propósito no se ha frenado, ni en los momentos más duros de crisis. La filosofía se mantiene: prohibido no tocar y aprender jugando.

La idea del Museo de los Niños se remite, sin embargo, a 1974. Alicia Pietri de Caldera se casó con este proyecto utópico, caracterizado en ese entonces por un enfoque participativo, de avanzada, diferente. “Crear una gran aula sin muros que calmara la ansiedad de los niños por saber. Su misión se estableció desde el principio: contribuir a la formación y recreación de la infancia mediante la divulgación de la ciencia, la tecnología, el arte y los valores fundamentales de la sociedad (…) Una institución privada, autónoma y estable, que garantizara su continuidad con independencia de los cambios políticos producto de la alternabilidad democrática”, se lee en la historia oficial de la institución.

 

El edificio del Museo de los Niños, con su arquitectura asimétrica, se convirtió en un elemento fundamental de ese complejo de modernidad que significó Parque Central a principio de los ochenta.

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“Fue el primero de Latinoamérica. Reunía las mismas características del resto de los museos de su estilo, con las áreas básicas de biología, comunicación, ecología y física. La gran diferencia fue el diseño gráfico. Con la figura de Museíto y su carácter ameno, amigable, definitivamente para niños”, agrega el jefe de educación.

 

La estética acogedora que distingue a la institución es obra del artista plástico Jorge Blanco, que se mantiene como fiel colaborador del museo, aún desde el extranjero.

Amigos guías. El recorrido es una estimulación de sentidos. En el túnel de colores, cada pisada se convierte en parte fundamental de la escala cromática, que a su vez emite el sonido de una nota musical. La estructura de la molécula tiene unas dimensiones enormes para los niños más pequeños, con sus angostos corredores de redes que asemejan la estructura de los átomos. El transbordador, la superficie lunar, el planetario, el submarino, el estudio de televisión y el consultorio dental son todas exhibiciones potenciadas por el uso de la iluminación y la gráfica para atrapar la atención inmediata de los visitantes.

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En total son casi 600 experiencias que circulan en un área de 9.000 metros cuadrados. El gran reto de todos los años es mantener las puertas abiertas.

 

La dinámica de trabajo es complicada, de lunes a lunes en un horario de 9:00 am a 5:00 pm. Por eso algunas de las exhibiciones están marcadas por las cicatrices del tiempo, del constante uso táctil de las 200.000 personas que recorren el museo todos los años.

 

Desde 2010, con la modificación de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, se determinó que todos los aportes privados debían ser consignados ante el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología. Hasta esa fecha las empresas solían destinar sus contribuciones directamente al museo.

 

El aporte que recibían del Estado se detuvo hace tres años. En 2014, con la instalación de la experiencia de la televisión digital, se utilizaron los últimos recursos que recibieron de esos fondos. Por eso las visitas son tan importantes. El dinero de la taquilla (150 bolívares por persona) es su principal vía de financiamiento.

 

La modernización no ha parado. Actualmente se encuentra en montaje otra exhibición que estará dedicada a la matemática. “Tendrá un software interactivo, con varias pantallas táctiles para que los niños interactúen. También se aplicará el Teorema de Pitágoras con un dispositivo de movimiento de piezas”, anuncia Darwin Sánchez.

 

Los amigos guías son un pilar fundamental dentro del museo, porque son los ojos y el corazón del recorrido. Las puertas están abiertas para los jóvenes de entre 17 y 22 años que quieran participar como facilitadores de las experiencias, donde la ciencia se convierte en un gran juego.

 

 

 

Vacaciones con Alejandro Otero

El Museo Alejandro Otero invita a los niños y adolescentes de entre 5 y 14 años de edad a participar de los talleres vacacionales Oterito 2015. Escultura, gastronomía y serigrafía serán algunas de las técnicas que aprenderán durante el mes de agosto. Cada taller contará con 20 cupos. Las inscripciones cierran el 31 de julio. Información a través del correo [email protected].

 

 

 

La temporada contemporánea

Del 10 de agosto al 11 de septiembre el Museo de Arte Contemporáneo se propone innovar para ser una opción en las vacaciones escolares. Técnicas plásticas como dibujo, pintura, modelado, interactuarán con expresiones artísticas como danza contemporánea, el mundo de la gráfica y la fotografía. Información por el correo [email protected].

 

 

 

Talleres manuales en el Michelena

El Museo Arturo Michelena está de aniversario. Para celebrar sus 52 años han preparado una serie de talleres dirigidos a niños y jóvenes. Elaboración de máscaras, títeres, creación de cuentos e ilustraciones, piezas tejidas, orfebrería y la construcción de instrumentos con papel tomarán la institución de La Pastora en la temporada vacacional. Más información: teléfono 863-2595

 

Sergio Moreno González/EN