Un verdadero acto de amor fue evidenciado a través de las redes sociales, cuando cuatro perritos se plantaron a esperar a su dueño en la puerta del hospital donde estaba internado, sin importar el clima, la hora y el hambre.
Para un hombre en situación de calle que tuvo que ser internado en un hospital de Brasil, su única familia son 4 perritos, que lo acompañan a donde vaya. Ante su situación de salud, los perritos esperan en puerta de hospital a su dueño indigente enfermo. Eso es amor. De esas historias que enchinan la piel, humedecen los ojos y sacan una sonrisa.
El amor va más allá de la clase social, de la edad, y, definitivamente, de la especie. Ya hemos visto la fidelidad y entrega de los perritos hacia sus dueños, y esta historia lo demuestra y pone de ejemplo el amor incondicional de las mascotas.
UNA HISTORIA DE AMOR
Una usuaria de Facebook, de nombre Cris Mamprin, quien trabaja en el hospital Regional Alto Vale, en Rio du Sol, un municipio de Brasil, publicó en su red social una emotiva imagen de 4 perritos esperando en la puerta del hospital a su dueño, un adulto indigente que era tratado por el personal médico.
Sin importar las altas horas de la madrugada, el clima y el hambre, esos fieles amigos se acomodaron en la puerta de entrada, pacientes y sin descanso, a su dueño, lo único que tienen en este mundo, aquel que, a pesar de no tener nada, les entrega diario todo: su amor.
“Con tanta gente mala por ahí, hoy me encontré con esta escena. En el hospital en el que trabajo, a las 3 de la madrugada, mientras su dueño (habitante de la calle) estaba siendo atendido, sus compañeros esperaban en la puerta”, inició el mensaje de Cris.
“Una persona simple, sin lujo, que depende de la ayuda para vencer el hambre, el frío, los dolores, las maldades del mundo; tiene a su lado los mejores compañeros, y el intercambio es recíproco. Intercambio de amor, cariño, calor y comprensión”, expresó.
Y es que, en ocasiones, cuando el día no va bien y no encuentran suficiente alimento, él sacrifica el poco que podría comer para dárselo a ellos.
“Una persona nos confesó que deja de comer para alimentarlos. No sé cómo es su vida, el por qué está en la calle, y no quiero saber y juzgar, pero admiro el respeto y amor que tiene por sus mascotas”.
GRAN ENSEÑANZA DE VIDA
Cris se mostró realmente conmovida por la escena, pues, a pesar de que trabaja en un sector muy vulnerable, era la primera vez que tenía la oportunidad de ver un acto de amor de esa magnitud.
“Verlos así, esperando en la puerta, solo muestra lo bien que son cuidados y amados. Si todos fueran así, si no tuvieran maldad, malos tratos (…)”, culminó su mensaje.