Pero ya sea un buen pan hecho por nosotros o un buen pan que encontremos en una tahona o en un obrador, el pan es un alimento perecedero que se seca rápidamente.
Por eso, hoy os contamos cómo conservar el pan para que esté fresco y crujiente durante más tiempo.
Dónde guardar el pan, qué hacer con el pan que nos sobra, saber si es mejor la nevera o la temperatura ambiente, cómo congelar pan y cómo descongelarlo son algunas de las claves para que nuestro pan no se reseque ni se enmohezca.
Indudablemente, parece que los panes de ahora, no duran frescos como los de antes. Los nuevos tipos de harina, la fermentación acelerada, los hornos eléctricos o en resumen, la peor calidad del pan hacen que este enmohezca o se ponga duro mucho antes. Por eso hoy os contamos qué podéis hacer para alargar la vida útil de vuestros panes -ya sean caseros o comprados.
Cuando compramos o hacemos pan, y una vez está a temperatura ambiente, tenemos varias opciones para conservarlo en casa. Podemos dejarlo sobre la encimera, guardarlo en una bolsa de plástico, en una bolsa de tela o utilizar una panera.
El objetivo es el mismo: guardar el pan y protegerle manteniendo la humedad adecuada. En ese sentido, tanto las paneras como las bolsas de tela son las mejores opciones, seguidas de una bolsa de papel que podamos cerrar o enrollar en su extremo. El plástico -además de menos ecológico- hace que el pan quede correoso y pierda su crujiente en muy poco tiempo.
Meter el pan en la nevera, no es una buena opción. Ni para las barras de pan, ni para las hogazas ni para los panes de molde. Cierto es que el frío puede alargar la vida del pan, pero cambiará mucho su textura, ya que tenderá a resecarse.
Para conservar el pan que no vayamos a utilizar, el congelador es mejor opción. Para congelar el pan, os recomendamos cortar el pan en porciones cómodas o en rebanadas, meterlas en un recipiente adecuado que cierre herméticamente y sacar el pan que vayamos a necesitar cuando nos haga falta, para no tener que sacar toda la barra o toda una hogaza.
Muy importante es tener en cuenta los tiempos de descongelación. En rebanadas obviamente se descongelará antes. La mejor forma de descongelar es sacar el pan del congelador y pasarlo a la nevera durante tres horas y después dejarlo a temperatura ambiente. No descongeléis utilizando el microondas o vuestro pan prácticamente estará tan duro como si llevase unos días reseco.
Tanto para el pan que tiene unos días como para el pan descongelado como os hemos indicado antes, una breve pasada por el horno es una buena opción. Para hacerlo bien, -durante cinco minutos como máximo- podemos rociar el pan con un pulverizador o cubrirlo con un paño húmedo y meterlo en el horno ya precalentado. Así podrá tomar temperatura sin perder mucha humedad.
Un pan que ya tiene unos días, sigue estando muy rico pero ya no tiene la misma textura crujiente. Si mantiene la humedad, estará un poco más correoso. La solución es cortar una rebanada y tostarla durante un minuto. Será perfecto para acompañar aperitivos, preparar bruschettas o tostas, o para tomar en el desayuno.
Además, si nos sobra pan y no queremos congelarlo pero queremos tenerlo disponible, podemos cortarlo en rebanadas y tostarlas en el horno hasta que queden muy crujientes, ya que el pan tostado, -ya sin su humedad- es perfecto para durar unos cuantos días. reseña directo al paladar